El origen de la contabilidad se remonta a tiempos muy antiguos, cuando el hombre se vio obligado a llevar los registros y controles de sus bienes y del intercambio comercial que realizaba.

Más tarde se empezó a ver a la contabilidad como una actividad que se encargaba de recabar, registrar y clasificar las operaciones de las organizaciones; esto mermó su importancia, ya que solo daba cabal cumplimento a las disposiciones legales, lo que limitaba su quehacer dentro de las organizaciones; es decir, se veía como un mal necesario.

Además, si agregamos que durante el año 2000, derivado de la serie de escándalos financieros que se dieron principalmente en los EE.UU., se perdió la credibilidad en los fundamentos en los que se basa la profesión contable, tanto para el registro como para la revisión, lo que arrojó como resultado inmediato un endurecimiento de las normas de control sobre las organizaciones.

Derivado de lo anterior y con objeto de recuperar la credibilidad e importancia de la profesión, hoy todos los que ejercemos la carrera de Contaduría debemos atender dos grandes exigencias:

  • Conocer y aplicar las normas técnicas.
  • Conocer y cumplir las normas éticas.

Ambos requerimientos tienen por esencia obtener y conservar la confianza de los usuarios de los servicios de la Contaduría Pública.

Al igual que otras áreas, la Contaduría ha tenido que transformarse y cambiar conforme la humanidad ha evolucionado, así como adaptarse a los nuevos rigores legales, contractuales, fiscales y tecnológicos en las actividades desarrolladas dentro de todo ente productivo.

En los últimos años, se ha venido trabajando fuertemente con diferentes disposiciones de carácter internacional; así, la Federación Internacional de Contadores (IFAC) ha desarrollado por medio de un Comité de Ética un conjunto de pronunciamientos que despliegan determinados principios deontológicos de la profesión contable, entendiendo como tal el colectivo de personas que ejercen labores profesionales relacionadas con la contabilidad y la auditoría, ya sea privada o públicamente.

En esta última década, se ha venido trabajando arduamente en la homologación contable en el mundo a fin de que la forma de registrar las operaciones sea comparable y entendible por los usuarios de la información, no importando el lugar de origen; lo que, sin lugar a dudas, da paso a trasparentar las operaciones registradas en las organizaciones y atender las necesidades de los mercados globalizados.

De igual forma, con respecto a la normatividad internacional para la revisión de las entidades, se han venido haciendo cambios significativos, lo que también fortalece a la profesión en el ámbito de aseguramiento, así como en la norma de control de calidad.

Derivado de esos cambios, podemos decir que hoy en día, la contabilidad está trascendiendo, dejando una clara y evidente huella en las actividades económicas realizadas por el ser humano.

En el actual mundo de los negocios, las operaciones se han vuelto más complejas, como son los casos del crédito, las operaciones mercantiles, los mercados de derivados, las innovaciones en los sistemas financieros, los métodos de administración de las empresas y, en general, la nueva conceptualización y clara tendencia de la administración de riesgos.

Al entrar en un mundo globalizado, la forma de contabilizar se ha venido adaptando, tropicalizando y modificando en los diferentes ámbitos de aplicación. Hoy podemos ver operaciones tan complejas como los activos y pasivos financieros, en donde se ha tenido que generar normas que permitan su adecuada aplicación, interpretación y registro, así como el control de ingresos y costos por contratos de clientes, por enunciar algunos.

Después de lo acontecido y con el fin de trasparentar la información generada en las organizaciones, podemos decir que hoy, a nivel internacional, se ha visto en las grandes corporaciones y en las medianas y pequeñas empresas que la contabilidad tiene una gran relevancia, porque mediante la información que se genera, la entidad tiene la posibilidad de tomar decisiones económicas que serán trascendentales para el crecimiento y desarrollo de las mismas.

Nos encontramos en una era de cambios mediatos, pues hace apenas algunos años no imaginábamos el impacto tan radical que iban a representar las nuevas tecnologías de la información, y uso ha venido a romper los paradigmas en la forma de recibir y otorgar servicios, lo cual ha dado un giro total y absoluto al quehacer del Contador Público.

El Contador Público, en la actualidad, puede manejarse en cualquier área de los negocios y es parte esencial para la toma de decisiones en una organización.

La calidad de la formación profesional de los Contadores Públicos ha cobrado relevancia durante la última década, debido al alto impacto que tiene su actividad en el interés público. Actualmente, podemos ver al Contador como:

  • Asesor de negocios.
  • Auditor interno y externo.
  • Consultor financiero.
  • Contador General.
  • Especialista en costos.
  • Empresario.
  • Fiscalista.
  • Especialista en Precios de transferencia.
  • Catedrático.
  • Prevención de lavado de dinero, entre otras.

El Contador proporciona el servicio de registro, valuación, preparación, análisis y/o divulgación de la información financiera y/o divulgación de la información no financiera relevante, de auditoría o aseguramiento y de asesoría financiera en las entidades. Esa información ayuda a los directivos, inversionistas, autoridades fiscales y demás usuarios interesados en la información financiera, para la toma oportuna de decisiones.

Sin lugar a dudas, hay grandes retos para la profesión, por ejemplo: a) concluir la homologación de las normas de información financiera, b) converger con las tecnologías, c) ejecutar trabajos con equipos multidisciplinarios, d) atender a la conciencia social, y e) respetar al medio ambiente; de igual forma, todo lo relativo al sector gubernamental, tanto en norma contable como de revisión.

Los Contadores Públicos debemos tener una visión estratégica y global de los negocios, aseguramiento de la calidad de la información que generamos y un correcto uso de las tecnologías de la información. Para ello, debemos contar con fuertes habilidades de comunicación y liderazgo, capacidad de diseñar estrategias, midiendo lo intangible y evaluando riesgos, habilidades para tomar riesgos con responsabilidad, pero sobre todo, y no menos importante, reafirmar nuestro compromiso irrestricto con el actuar ético.

Estamos convencidos de que la Contaduría es una carrera con pasado, con presente, y ante el futuro con un enorme potencial de crecimiento. No hay un solo negocio que no requiera de sus servicios, pero es menester de quienes practicamos la profesión, enaltecer y profesionalizar, día a día, nuestra materia de trabajo. Demostrar la trascendencia de lo que implica nuestra actividad y de mayor importancia, demostrarle al usuario final que nuestro trabajo le será de utilidad para el crecimiento de su negocio.

Conclusión

La profesión contable hoy cobra más fuerza que nunca, pues es el pilar del crecimiento de cualquier negocio, es el motor que le permitirá a una empresa subsistir y generar valor agregado; es decir, hoy más que nunca nuestro compromiso con la sociedad es estar altamente capacitados, a la vanguardia, preparados en todos los temas contables, fiscales y legales de forma internacional, así como dar cabal cumplimiento a nuestro código de ética.

Lo anterior permitirá que el usuario de la información financiera tenga la certeza de que la toma de decisiones que llevará a cabo está basada no solo en información que cumple con todas las disposiciones aplicables, sino que están realizadas en apego a los valores y principios que debe cumplir el Contador.

Por todo ello, resulta apremiante que quienes ejercemos esta profesión, independientemente del giro, actividad o especialidad que desarrollemos, transmitamos además del orgullo por nuestra disciplina, el sentido y trascendencia de la misma, la cual es en beneficio de la sociedad, del valor de las empresas y, por ende, de todo el aparato productivo de un país.

 

C.P.C. y M.I.D. Carmen Karina Tapia Iturriaga/Investigadora del IMCP y Académica de la UNAM/

Fuente: http://contaduriapublica.org.mx/ 

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