Por: Hervé GLOAGUEN
Una dirección de auditoría interna benevolente es un gran concepto. Sin duda, la empatía es importante. Pero creo que se aplican sobre todo a organizaciones ya sólidas con una cultura de control saludable. En otros casos, el camino para que los Directores de Auditoría (CAE) construyan una función de auditoría interna fuerte requiere aceptar 6 ideas incómodas:
1.Recursos: ambición de transformación, no sólo de cambio incremental
Muchos debates sobre recursos y presupuestos de auditoría se limitan a añadir unos pocos puntos porcentuales al presupuesto del año anterior. No tenga miedo de definir un presupuesto basado en cero, de desafiar el statu quo y de reinventar su estructura de recursos para adaptarse a las nuevas herramientas y a los nuevos talentos, y para satisfacer las necesidades de las partes interesadas.
2.Su título y estatus de CAE: céntrese en lo que efectivamente es
El papel de CAE no consiste únicamente en cumplir la descripción del puesto y ajustarse a las normas. Aspire a más y haga gestiones con el Consejero Delegado y el Comité de Auditoría para posicionarse como Asesor, una persona a la que acudir. De lo contrario, se estancará y la función seguirá siendo un mal necesario.
3.No pierda el tiempo en presentaciones largas y complejas
Los informes de auditoría, las presentaciones en PowerPoint y los cuadros de mando no ayudan a gestionar con éxito una empresa. Incluso corres el riesgo de hacer perder el tiempo a mucha gente, incluido el tuyo. Su atención debe centrarse en las medidas adoptadas por la dirección a partir del trabajo de auditoría. Sea un actor, no un espectador.
4.La verdad está en el campo
Un CAE que gestiona la función desde una oficina está desconectado. Incluso para un equipo grande, un CAE necesita sentir el pulso de la firma pero ensuciándose las «manos». Leer los informes de su(s) equipo(s) o incluso asistir a las reuniones de cierre de auditoría no basta para captar las realidades y complejidades del negocio, la calidad de los equipos de primera línea y las expectativas de las partes interesadas de las empresas, como clientes y proveedores. Realizar «inmersiones profundas» periódicas, aunque limitadas, es un hábito saludable.
La función de auditoría necesita ser encarnada por su CAE para ser visible, comprendida y aceptada. No sea un burócrata.
5.La esquizofrenia es una cualidad (¡en auditoría!)
Un buen CAE está impulsado por la aspiración de hacer que la organización funcione mejor, desde el punto de vista económico y no económico. El auditor tiene una mentalidad positiva y trabaja para encontrar soluciones. Pero el auditor también es realista: los errores intencionados o no, los atajos o los abusos ocurren. Los ángulos muertos existen. Por lo tanto, también se espera de un auditor un pensamiento crítico y una segunda opinión.
6.Ser respetado, no necesariamente querido
Las opiniones de los auditores rara vez contentan a todo el mundo ni logran el consenso de todas las partes interesadas. A veces, ser impopular forma parte del trabajo, y su objetivo no puede ser conseguir el reconocimiento unánime de todas las observaciones y recomendaciones de auditoría. La unanimidad no es necesaria: a veces hay que transmitir mensajes difíciles y tomar decisiones. Proteger la empresa y reforzar su cultura son más importantes que complacer a todo el mundo.
La confianza y el respeto se ganarán por unanimidad gracias a la calidad profesional del trabajo realizado y al comportamiento ético.
Adaptación libre de un post sobre el CFO deJulien Blin

Hervé Gloaguen - Colaborador de Auditool
Founder and CEO
Paracas - Advisors GmbH
https://www.paracasadvisors.com/