Por: Auditool | Transformando la forma en que los auditores ven el riesgo

🧠 ¿Y si el fraude no es financiero?

Casos reales de fraudes emocionales, de poder y de información

🧩 Introducción: El fraude que no deja huella contable

Cuando escuchamos la palabra fraude, casi automáticamente pensamos en dinero robado, facturas falsas o balances manipulados.
Pero hay otro tipo de fraude, más silencioso, más aceptado y más dañino, que ocurre todos los días en las organizaciones:

  • Fraudes de poder.

  • Fraudes de información.

  • Fraudes emocionales o relacionales.

No mueven cifras en los estados financieros, pero distorsionan la toma de decisiones, erosionan la cultura y desvirtúan los controles.
Y lo más grave: el auditor rara vez los detecta, porque no está entrenado para verlos.


⚖️ ¿Qué es un fraude no financiero?

Según el Fraud Examiners Manual (FEM) del ACFE, el fraude es “cualquier acto intencionado de engaño cometido para obtener un beneficio injusto o para causar daño a otra parte.”
Ese beneficio no tiene que ser económico. Puede ser:

  • Poder (controlar decisiones, manipular ascensos o acceso a información).

  • Prestigio o reconocimiento (inflar logros, falsear resultados, distorsionar métricas).

  • Protección personal (ocultar errores, culpar a otros, silenciar denuncias).

El fraude no financiero nace donde la ética se doblega sin tocar el dinero.


💬 1. Fraudes de poder: el favoritismo que se disfraza de liderazgo

Caso real:
En una empresa de servicios, un gerente de área asignaba los mejores proyectos y capacitaciones a un grupo reducido de colaboradores “de confianza”.
A cambio, estos mismos empleados omitían reportar errores, maquillaban indicadores y justificaban decisiones dudosas del jefe.

No hubo dinero perdido.
Pero sí hubo corrupción en la meritocracia, desmotivación del resto del equipo y pérdida de objetividad en los reportes internos.

👉 El fraude de poder ocurre cuando la autoridad se usa para beneficio personal o para perpetuar una narrativa falsa.

Cómo detectarlo:

  • Analiza patrones de asignación de recursos y reconocimientos.

  • Revisa decisiones fuera de los canales formales.

  • Evalúa la rotación y quejas del personal: el descontento sostenido es un síntoma.


🧠 2. Fraudes de información: manipular la verdad sin alterar cifras

Caso real:
Un director modificaba informes de desempeño antes de presentarlos al comité. No cambiaba los números, pero omitía comentarios críticos, reordenaba datos y enfatizaba solo los resultados positivos.

Nadie podía acusarlo de falsificar información…
pero sí de manipular la percepción del riesgo, lo que llevó a decisiones equivocadas y pérdida de control estratégico.

👉 El fraude de información es el arte de distorsionar la verdad sin mentir técnicamente.

Cómo detectarlo:

  • Compara versiones de un mismo informe entre áreas.

  • Busca cambios sutiles en redacción, secuencia o relevancia de datos.

  • Promueve auditorías cruzadas de contenido y no solo de cifras.


💔 3. Fraudes emocionales: el poder de la manipulación interpersonal

Caso real:
Una analista senior generaba alianzas personales con supervisores para evitar revisiones rigurosas de su trabajo.
Usaba la confianza, la cercanía emocional y el lenguaje afectivo para reducir el escepticismo profesional de sus auditores.

El resultado: errores sistemáticos no detectados por años.

👉 El fraude emocional ocurre cuando se manipula la empatía o la relación humana para obtener beneficios indebidos.

Cómo detectarlo:

  • Observa vínculos laborales excesivamente cerrados o defensivos.

  • Identifica resistencias a rotar funciones o aceptar revisiones externas.

  • Fomenta entrevistas neutrales donde se evalúe la independencia emocional en la supervisión.


🧮 ¿Por qué estos fraudes son invisibles para el auditor tradicional?

Porque la mayoría de los programas de auditoría están diseñados para seguir el dinero, no las emociones ni las dinámicas humanas.
Y porque muchas veces el auditor forma parte del mismo sistema de sesgos y lealtades que permiten el fraude.

El Fraud Examiners Manual advierte que la falta de conciencia conductual es una debilidad clave en la detección del fraude organizacional.
No basta con revisar controles: hay que auditar comportamientos.


🧭 Cómo integrar la detección de fraudes no financieros en la práctica

  1. Incorpora el análisis de poder y cultura en las auditorías internas.
    Incluye entrevistas abiertas sobre liderazgo, reconocimiento y toma de decisiones.

  2. Aplica indicadores blandos.
    Por ejemplo: clima laboral, percepción de justicia, rotación injustificada o concentración de decisiones.

  3. Observa los “microcomportamientos”.
    Quién interrumpe a quién, quién evita responder, quién siempre está de acuerdo con el jefe.
    Los patrones de comunicación también auditan.

  4. Educa a tu equipo en inteligencia emocional y ética aplicada.
    La objetividad no solo se mide con cifras, también con autocontrol.


🧩 Reflexión final: el fraude emocional es el que más cuesta reconocer

El fraude financiero se puede cuantificar.
El fraude emocional, de poder o de información, se siente: genera miedo, silencio, desmotivación y pérdida de confianza.

Y aunque no figure en el balance, destruye valor más rápido que cualquier desfalco.

El reto del auditor moderno no es solo seguir el dinero,
sino seguir la influencia, seguir los sesgos, seguir las intenciones.

Porque, al final, la integridad también se audita.

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