El Día del Idioma es un homenaje a la memoria del gran escritor español Miguel de Cervantes Saavedra, quien contribuyera al engrandecimiento de la lengua española por su obra maestra

“El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”. Esta novela, publicada en el año 1605, logró consolidar nuestro idioma y su autor llegó a la cima de la gloria de la Literatura Universal, compartiendo honores con Homero, Dante y Shakespeare.

Cervantes preparaba una nueva versión de “El Quijote” que se escenificaría al parecer en América, pero luego de una penosa enfermedad falleció en Madrid, el 23 de abril de 1616. Todos los años, cada 23 de abril, se celebra en el mundo de habla hispana el “Día del Idioma”.

La lengua castellana es quizá una de las formas comunicativas más ricas y por ende exigentes del mundo, razón por la cual no sólo debe bastarnos hablarla, sino que se hace preciso el énfasis en su uso adecuado y en el estudio de su gran riqueza gramatical y ortográfica.

El pasado 10 de abril, un par de días antes al acontecimiento de uno de mis improvisados viajes por Suramérica, me correspondió revisar el informe del Auditor Externo de una compañía para la cual presto mis servicios ocasionales como consultor en temas tributarios y financieros. Debo indicar que además de tener que explicar una vez más a la Gerencia el enorme aporte que genera a una compañía el hecho de contar con un Auditor Externo y la importancia de contar con informes periódicos distintos del anual, también enaltecí a mi colega instantes previos a la lectura del respectivo informe. Una vez calmados los ánimos del Gerente, quien pensaba que perdía su dinero pagándole los honorarios a mi colega por tratarse nada más que del cumplimiento de un requisito legal, procedimos a leer el documento de incalculable aporte.

Debo decir que todo iba bien hasta que leído uno de los párrafos, exactamente el segundo de la tercera hoja, el Gerente saca de su bolsillo un chiclet, coloca uno dentro de su boca y acto seguido me ofrece tomar otro, exclamando: -Camilo, por favor tome uno para evitar contagiarnos de la halitosis del Auditor Externo-.

¡Y es que era tan evidente la presencia de errores ortográficos y la pobreza de la redacción, que dichas acciones fueron tomadas como síntomas de halitosis!.

El párrafo que actuó cual Florero de Llorente fue el siguiente:

“…y entonces dada la cituacion de que no se evidencio la firma del funcionario responsable en el resibo de caja fechado en el mes del 15 de febrero, recomiendo a la administración del ente económico que se sienten a hablar con la persona encargada de resibir el efectivo para que discutan y pongan por escrito un procedimiento que les permita a la Gerencia poder tener un control pleno sobre el dinero en efectivo que ingresa bien sea por el área donde se evidencio el riesgo mencionado o por las otras áreas que integran a la empresa, esto sucede porque habeses se cuenta con el procedimiento pero no se cumple. Doctor Carrillo (Gerente) y Doctora Suarez (Tesorera) sientesen a hablar del tema y si es del caso yo los podría asesorar en la redacción del procedimiento…”

Ante esto… ¿?… Aparte de aceptar el confite ofrecido por el risueño Señor Carrillo, me abstuve de opinar sobre el informe leído…

Situaciones como esta, denotan falta de cultura, mala educación y a la postre generan el mismo desagrado de la halitosis bucal. No sólo basta con estar actualizados en conocimientos, también se hace necesaria la adecuada expresión oral y escrita para ganar terreno en el mundo laboral y académico, porque la carencia de este tipo de habilidades fundamentales, hacen que nosotros mismos hablemos mal de nuestra profesión y la denigremos día a día, tanto o más que aquel que cambia la firma de una certificación por un plato de comida, porque el lo hace por necesidad, pero el que falla en ortografía, falla por pereza, por desidia y por mala educación.

Como diría el brujo de un reconocido diario de Colombia: “Velas blancas y lectura Señor Auditor… ¡Mucha lectura!”.

Camilo Andrés Peña Pulido
Contador Público egresado de la  Universidad Santo Tomás, Especialista en Auditoría Tributaria de la misma universidad, con más de 13 años de experiencia en consultoría integral para ONG's, Auditoría Externa, Revisoría Fiscal y Asesoría Contable y Financiera . Director y fundador de www.tribunalia.org, "Historias por partida doble para contadores y no contadores". Colaborador de Auditool.org

 

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