Por: Equipo Auditool

Pocas decisiones impactan tanto el resultado de una auditoría como la determinación de la materialidad. Es la línea invisible que separa lo relevante de lo insignificante, lo que debe ser corregido de lo que puede pasar desapercibido.

Sin embargo, la experiencia demuestra que muchos auditores tratan este juicio con exceso de confianza —o de rutina—, sin comprender las consecuencias que tiene definir mal la materialidad.

La NIA 320 – Materialidad en la planificación y ejecución de la auditoría establece que el auditor debe aplicar el concepto de materialidad tanto al planificar como al evaluar el efecto de las incorrecciones. Pero más allá de la norma, surge la pregunta crucial: ¿qué pasa si la materialidad se calcula mal? La respuesta puede ser tan seria como emitir una opinión incorrecta o perder la credibilidad profesional.


Entendiendo la materialidad: más que un número

La materialidad no es un valor fijo ni universal. Es un juicio profesional que depende del tamaño, naturaleza y contexto de la entidad auditada. Según la NIA 320, una incorrección se considera material si podría influir en las decisiones económicas de los usuarios razonables de los estados financieros.

Esto implica que la materialidad no es solo un porcentaje aplicado mecánicamente sobre el resultado neto o los ingresos. Debe incluir una visión cualitativa y cuantitativa:

  • Cuantitativa, porque se necesita un umbral numérico que oriente la magnitud de los errores tolerables.

  • Cualitativa, porque hay incorrecciones pequeñas en monto pero significativas por su naturaleza (por ejemplo, fraude de directivos o revelaciones omitidas).

Un auditor prudente no busca solo un número, sino un criterio coherente con el riesgo, la industria y las expectativas de los usuarios.


Cuando la materialidad se define mal: los riesgos reales

  1. Materialidad demasiado alta → Riesgo de omitir errores significativos
    Si el auditor establece un umbral de materialidad muy elevado, puede dejar fuera errores que, aunque pequeños en valor, alteran la percepción de los estados financieros.

    • Ejemplo: una empresa con márgenes ajustados puede parecer rentable si no se corrigen gastos omitidos por debajo del umbral.

  2. Materialidad demasiado baja → Exceso de trabajo innecesario
    Por el contrario, una materialidad demasiado conservadora puede llevar al auditor a ejecutar pruebas excesivas, aumentar costos y perder foco en las áreas de mayor riesgo.

    • Ejemplo: revisar miles de transacciones menores cuando los riesgos están concentrados en ingresos complejos o estimaciones contables.

  3. Materialidad inconsistente entre planificación y ejecución
    A veces, el equipo define un umbral inicial y no lo revisa cuando cambian las circunstancias (por ejemplo, pérdidas inesperadas o ajustes relevantes).

    • Consecuencia: se aplican procedimientos basados en un nivel de materialidad obsoleto, afectando la calidad del juicio final.

  4. Errores en la comunicación de la materialidad a la gerencia y al comité de auditoría
    Una definición inadecuada o mal explicada puede generar expectativas erróneas sobre lo que el auditor considerará significativo.


Factores clave para definir una materialidad adecuada

La NIA 320 indica que el auditor debe considerar tanto los factores financieros como los no financieros que afectan el juicio de materialidad. En la práctica, esto incluye:

  • Naturaleza del negocio y sus riesgos inherentes.
    No es lo mismo auditar una entidad financiera que una ONG o una empresa pública.

  • Estabilidad de los resultados.
    En entidades con resultados volátiles, el auditor puede usar más de un parámetro (ingresos, activos, patrimonio).

  • Estructura de propiedad.
    Empresas cotizadas requieren umbrales más estrictos que las de propiedad privada.

  • Requerimientos regulatorios o expectativas del sector.
    En algunos sectores (como banca o energía), los organismos supervisores pueden tener criterios específicos sobre materialidad.

  • Aspectos cualitativos.
    Ciertas incorrecciones, aunque pequeñas, son materialmente relevantes por su naturaleza (fraude, incumplimiento legal, manipulación intencional, etc.).


Enfoque práctico: Mini–checklist para definir la materialidad

Antes de fijar la materialidad en tu auditoría, asegúrate de haber considerado:

  1. ¿He seleccionado el parámetro financiero más apropiado (resultado neto, ingresos, activos, patrimonio)?

  2. ¿He calculado la materialidad con base en un rango porcentual razonable y sustentado?

  3. ¿He documentado las razones detrás del parámetro elegido?

  4. ¿He analizado la materialidad cualitativa (riesgos, fraude, revelaciones sensibles)?

  5. ¿He definido la materialidad de ejecución (generalmente entre el 50% y 75% de la materialidad global)?

  6. ¿He revisado la materialidad durante la auditoría, si surgieron cambios significativos?

  7. ¿He comunicado claramente el criterio al equipo y a la gerencia?

👉 Si alguna de estas respuestas es “no”, es momento de revisar tu cálculo y tu documentación.


La materialidad como herramienta de juicio profesional

Determinar la materialidad no es un acto mecánico: es una demostración del juicio profesional del auditor, respaldado por evidencia, lógica y experiencia.

La NIGC 1, al establecer los principios de calidad, refuerza que las decisiones de materialidad deben ser consistentes, documentadas y revisadas dentro del sistema de gestión de calidad de la firma. Un buen proceso de revisión asegura que el juicio del auditor sea razonable y que los usuarios de los estados financieros puedan confiar en su informe.


Conclusión: definir bien la materialidad fortalece la calidad de la auditoría

El dilema eterno de la materialidad no radica en encontrar “la cifra perfecta”, sino en justificar y sostener profesionalmente la cifra que se elige.

Cuando la materialidad se define correctamente:

  • Los riesgos se gestionan con precisión.

  • El trabajo del auditor se vuelve más eficiente.

  • El informe refleja fielmente la realidad de la entidad.

Pero cuando se define mal, todo el edificio de la auditoría puede tambalearse.

Por eso, la próxima vez que te enfrentes a este dilema, recuerda: definir bien la materialidad no es una tarea técnica, sino un ejercicio de juicio, ética y responsabilidad profesional.


💡 En Auditool puedes acceder a guías prácticas, herramientas para calcular materialidad y ejemplos de documentación alineados con la NIA 320 y la NIGC 1, diseñados para fortalecer la calidad y la confianza en tus auditorías.

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