Por: CP Iván Rodríguez. Colaborador de Auditool.
El auditor, además de efectuar una sólida y exhaustiva revisión de números y estados financieros, se constituye en una base fundamental para la confianza en los mercados financieros y la estabilidad económica. De allí la importancia de contar con un marco integral que regule su actuación del auditor, de manera que se garantice que cada encargo se ejecute con profesionalismo, independencia y un enfoque centrado en la calidad. En ese sentido, la Norma Internacional de Gestión de la Calidad – NIGC 1 prevé la importancia de su labor para la confianza pública, así como su papel como garante de calidad, al establecer un marco normativo que asegura que los encargos se realicen bajo estándares éticos y técnicos rigurosos. Esta norma exige, entre otros asuntos, que el auditor aplique su juicio y escepticismo profesional, dos elementos esenciales para evaluar riesgos, identificar errores materiales y emitir opiniones fundamentadas. El juicio profesional implica tomar decisiones basadas en la experiencia, el conocimiento técnico y el análisis crítico de la información disponible. Por su parte, el escepticismo profesional requiere que el auditor mantenga una actitud cuestionadora, sin dar por sentada la veracidad de la información proporcionada por la entidad auditada. Este enfoque permite al auditor detectar posibles irregularidades y garantizar que los informes emitidos reflejen con precisión la situación financiera de la organización.
Algunas de las responsabilidades clave en la realización de encargos previstas en la NIGC 1, se presentan a continuación, las cuales buscan que cada etapa del proceso cumpla con los más altos estándares de calidad:
- Dirección y supervisión: Los auditores con mayor experiencia tienen la responsabilidad de liderar y supervisar el trabajo del equipo. Esto incluye revisar el trabajo de los auditores menos experimentados, proporcionar retroalimentación constructiva y garantizar que las tareas se realicen conforme a las normas aplicables. Una supervisión efectiva reduce el riesgo de errores y asegura la consistencia en la calidad del encargo.
- Consultas y resolución de diferencias de opinión: Durante un encargo, pueden surgir cuestiones técnicas complejas o diferencias de opinión entre los miembros del equipo. La NIGC 1 exige que estas situaciones se aborden mediante consultas formales, involucrando a expertos cuando sea necesario, y que se documenten de manera clara y objetiva. Este proceso asegura que las conclusiones sean robustas y estén basadas en un análisis técnico sólido.
- Revisión de control de calidad: En ciertos encargos, especialmente aquellos de alto riesgo o relevancia pública, se requiere una revisión de control de calidad independiente. Esta revisión, realizada por un profesional externo al equipo de auditoría, evalúa la objetividad y adecuación de las conclusiones, garantizando que el informe final cumpla con los requisitos normativos y éticos.
- Documentación: La NIGC 1 enfatiza la importancia de mantener registros claros, completos y accesibles de todas las fases del encargo. Estos registros además de servir como evidencia del trabajo realizado también facilitan revisiones posteriores, inspecciones regulatorias y auditorías de calidad. Una documentación adecuada fortalece la transparencia y protege al auditor frente a posibles cuestionamientos legales o profesionales.
De otra parte, si bien la NIGC 1 proporciona un marco estructurado con políticas, procedimientos y herramientas estandarizadas, es importante mencionar que la calidad de un encargo depende en gran medida de las competencias del equipo de auditoría. Los auditores deben poseer un conocimiento técnico profundo, habilidades analíticas y una sólida formación ética. Además, la mejora continua es un requisito indispensable en la profesión. Esto implica participar en capacitaciones regulares, mantenerse actualizado sobre cambios normativos y utilizar guías y manuales que refuercen la consistencia en la ejecución de los encargos. La NIGC 1 también destaca la importancia de fomentar una cultura de calidad dentro de las firmas de auditoría. Esto incluye promover valores como la integridad, la objetividad y el compromiso con la excelencia. En ese sentido, los líderes de las firmas deben asegurarse de que los equipos estén motivados y cuenten con los recursos necesarios para cumplir con los estándares de calidad en cada encargo.
El trabajo del auditor tiene un impacto directo en la confianza pública. Los estados financieros auditados con calidad son una fuente clave de información para inversionistas, reguladores, acreedores y otros grupos de interés. Por ello, un encargo realizado con rigor y apego a las normas asegura que la información financiera sea confiable, precisa y transparente, lo que fortalece la credibilidad de las organizaciones auditadas y contribuye a la estabilidad de los mercados financieros. En un entorno económico, donde las partes interesadas demandan mayor transparencia, el auditor desempeña un rol crítico como intermediario entre las organizaciones y la sociedad. Su capacidad para identificar riesgos, detectar fraudes y emitir informes objetivos refuerza la confianza en el sistema económico y protege el interés público. De allí, la realización de encargos se constituye en un desafío y una oportunidad. La realización de encargos implica presiones tales como plazos ajustados, expectativas de los clientes y la necesidad de adaptarse a entornos tecnológicos en rápida evolución. La adopción de herramientas digitales, como el análisis de datos y la inteligencia artificial, ha venido transformando la auditoría, permitiendo a los profesionales procesar grandes volúmenes de información con mayor precisión. Sin embargo, estas herramientas también exigen nuevas competencias técnicas y un enfoque renovado en la gestión de riesgos tecnológicos. Pero por otro lado, estos desafíos representan oportunidades para que los auditores demuestren su valor. En estas circunstancias, la implementación efectiva de la NIGC 1 permite a las firmas diferenciarse en un mercado competitivo, destacando su compromiso con la calidad y la excelencia profesional. Además, la creciente demanda de auditorías especializadas, como las relacionadas con sostenibilidad o ciberseguridad, abre nuevas áreas de especialización para los auditores.
La globalización de los mercados ha incrementado el nivel de exigencia sobre las auditorías, exigiendo una visión más integral que abarque no solo los aspectos financieros, sino también los riesgos operativos, ambientales y sociales. En este sentido, la adopción de marcos internacionales como la NIGC 1 facilita la convergencia de buenas prácticas a nivel global y promueve la homogeneidad en los criterios de calidad. La responsabilidad del auditor implica una actitud proactiva frente a la identificación de áreas susceptibles de mejora y la anticipación a nuevas normativas y riesgos.
Asimismo, la interacción cada vez más estrecha entre auditores, reguladores y demás partes interesadas requiere habilidades de comunicación efectivas, transparencia en la transmisión de hallazgos y una actitud orientada al servicio público. La ética profesional y la responsabilidad social adquieren una renovada importancia en este contexto, pues el auditor debe actuar con integridad y objetividad, evitando cualquier conflicto de interés que pueda poner en duda la imparcialidad de sus conclusiones. El desarrollo de una cultura organizacional basada en la transparencia, la rendición de cuentas y el aprendizaje continuo, potencia la confianza de la sociedad en la labor de auditoría y en la información financiera publicada. Así, el auditor, si actúa con profesionalismo, se consolida como un agente de cambio, capaz de impulsar mejoras sostenibles y de contribuir activamente a la resiliencia de las organizaciones frente a los retos del entorno actual, al ejecutar su trabajo con la calidad que las circunstancias exigen.
CP Iván Rodríguez - CIE AF
Auditor y consultor, diplomado en Alta Gerencia de Seguros y Derecho de Seguros. Especialista en Dirección Financiera y Desarrollo Organizacional, diplomado en Gerencia de la Calidad. Contador público (CP) de la Pontificia Universidad Javeriana con 20 años de experiencia en diversas empresas. Tiene amplia experiencia en la elaboración y ejecución de auditorías y revisorías fiscales. Dirección y ejecución de asesorías, consultorías y capacitaciones. Colaborador de Auditool.
Bogotá DC, Colombia.