Establecer principios y directrices prácticas para la gestión, resguardo y eventual eliminación de la documentación de auditoría una vez finalizada la auditoría.
Asegurar el cumplimiento con las disposiciones contenidas en las Normas Internacionales de Auditoría, particularmente la NIA 230, y en las normas de gestión de calidad (NIGC 1).
Promover buenas prácticas para la custodia física y digital de los papeles de trabajo.
Proveer un marco de actuación uniforme y verificable que sirva como referencia para la formación del personal, auditorías internas de calidad o revisiones regulatorias.
Reducir riesgos asociados al acceso no autorizado, pérdida de información, incumplimiento normativo o falta de trazabilidad en la documentación posterior a la auditoría.