Si consultásemos en WIKIPEDIA por el término Vademécum, veríamos que este se define como expresión de origen latino, unión  de dos palabras (vade, “anda”, “ven” y mecum, “conmigo”), cuyo significado es el de ser una referencia documental que contiene las nociones o informaciones fundamentales de una determinada materia, ya sea científica o artística; pero también, de forma más literal, podríamos entenderla como “compañero de viaje”, que es el significado que hemos creido oportuno asignarle cuando lo hemos elegido para encabezar el título de este documento, ya que coincide con el objetivo fundamental pretendido con él, en el sentido de facilitar a los interesados en la labor o función de auditoría interna, un soporte documental que les ayude a recorrer el camino para alcanzar los objetivos u orientaciones buscadas. Espero que así sea.

El comienzo del tercer milenio será recordado por varias circunstancias, entre ellas, muy probablemente,  con las que desencadenaron una  profunda  crisis económica de alcance universal, que puso de manifiesto las debilidades del sistema y de las políticas neoliberales aplicadas, así como por la carencia o la falta de eficacia de los mecanismos de supervisión  que alertaran sobre la existencia de fraudes.

Estos escándalos (ENRON, WorldCom, Tyco, etc), motivó que se considerara el carácter imperativo del empleo de las prácticas de buen gobierno corporativo, como sucede con la Ley Sarbanes-Oxley aplicable a aquellas  empresas que negocian sus acciones en la Bolsa de Nueva York, y con la que se pretendió superar los problemas de credibilidad que se pusieron de manifiesto en aquellos momentos, dándose un giro importante en el enfoque de estos protocolos hasta ese momento publicados, los cuales tenían un carácter de voluntariedad complementado con el criterio de “aplicar o explicar”, al  demostrarse ineficaces para combatir las malas prácticas gerenciales que se encontraban en el origen de los problemas de credibilidad existente.

Esquemáticamente la evolución experimentada puede observarse en el siguiente cuadro:

 

Lo que resulta evidente es que esos grandes escándalos fueron posibles porque hubo una confluencia de intereses entre muchos actores: gestores, auditores, bancos de Inversión, agencias de calificación,…, lo que provocó el que la opinión pública perdiera la confianza en los sistemas de contabilidad y de supervisión.

En este contexto, la crisis económica que actualmente seguimos padeciendo en varios países europeos, empezó a tener sus primeras manifestaciones durante los últimos meses del 2006, pero no fue hasta agosto de 2007 cuando se comenzó a comentar y a ponderar la importancia  del riesgo  de insolvencia que subyacía en las hipotecas subprimes, así como en los activos titularizados que las englobaban y transferían, manifestando su verdadera profundidad en el verano del 2008. Es decir llevamos ya acumulamos más de 6 años de crisis.

Admitiendo que, quizás por una bienintencionada voluntad de mantener cierta tranquilidad en los mercados financieros, la alarmante situación hacia la que se avanzaba  se mantuvo oculta más tiempo de lo conveniente, lo cierto es que, si se hubiese dispuesto de indicadores apropiados para detectar de forma convincente la presencia de los riesgos que se estaban gestando, es muy posible que los entes reguladores, o los propios gobiernos, hubiesen adoptado las medidas correctoras necesarias antes que el problema se situase en el nivel de ingobernabilidad alcanzado, posibilitando una reducción del coste social que conlleva encontrar una solución eficaz.

Pero el problema que percibimos es que la situación de desconfianza sigue existiendo. En el momento que estoy finalizando este documento, primeros días del mes de Julio del presente año 2014, acaba de estallar un nuevo escándalo financiero en España. En concreto nos referimos al caso de la empresa tecnológica Gowex, dedicada a instalar wi-fi público en ciudades e instituciones, que ha quebrado estrepitosamente tras una confesión pública de su presidente, Jenaro García, en la que reconoce haber falseado las cuentas de la compañía durante los últimos cuatro años.  Por ello Gowex va de cabeza al concurso de acreedores.

Pero no es su desaparición, si se produce, lo más perjudicial del escándalo, sino el daño catastrófico que está produciendo en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), un lugar de cotización pensado para buscar alternativas financieras a las pequeñas y medianas empresas, ayudas de financiación bancaria, que queda totalmente desprestigiado e inservible para sus funciones Nuevamente han vuelto a fallar los supervisores, tanto internos, como externos, públicos y privados.

Por su indudable actualidad y repercusión, creo oportuno reproducir los comentarios de Don Manuel Conthe, en el diario Expansión.com, el pasado día 8 de Julio respecto a este nuevo caso, al considerarle una opinión autorizada sobre estos asuntos, dado que D. Manuel Conthe fue Presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) desde octubre de 2004 hasta mayo de 2007. Durante su etapa como presidente de la CNMV dirigió el grupo de expertos españoles que elaboraron el Código Unificado sobre Buen Gobierno de las Sociedades Cotizadas (conocido popularmente como “Código Conthe”), el artículo decía así:

“El grave fraude que el presidente y principal accionista de Gowex, Jenaro García, reconoció este fin de semana resulta hiriente por varios motivos:

1. Su delito principal -el falseamiento de las cuentas de la compañía y, en particular, de sus ingresos- es una infracción clásica, que ya estuvo en la base de anteriores  escándalos, como el de Enron o Pescanova.

La crisis de Gowex no obedece, pues, al riesgo de negocio inherente a toda empresa nueva, especialmente tecnológica, sino a una actuación delictiva.

2. Facilitó ese fraude que Gowex, al cotizar en el "Mercado Alternativo Bursátil" (MAB), no estuviera sometida a ciertas cautelas aplicables a las sociedades del mercado oficial, como son:

- Un consejo de administración no dominado por los ejecutivos de la compañía, ni por sus accionistas de control.

En Gowex, por el contrario, los cuatro consejeros eran ejecutivos (a saber, el presidente ejecutivo y principal accionista de la compañía, junto con otros tres directivos, incluida su esposa), lo que hacía inconcebible que el consejo pudiera supervisar a los gestores,  cometido principal -aunque no único- del consejo de administración de cualquier sociedad cotizada.

- Un comité de auditoría riguroso que, presidido por un consejero independiente de  gestores y accionistas de control, mantenga relación directa con los auditores y vigile  los posibles excesos contables de los gestores.

- Un auditor externo de prestigio, con una base de clientes diversificada, al que una negligencia tan grave como la cometida por el auditor de Gowex -la firma  M&A Auditores- le acarree no sólo responsabilidades civiles, administrativas o penales, sino también una demoledora pérdida de prestigio profesional.

El papel de EY como "asesor registrado" de Gowex podría haber tenido, por desgracia, un desafortunado efecto tranquilizador sobre la fiabilidad de las cuentas de la compañía, pues, aunque EY no fuera el auditor, la Circular del MAB no limita las funciones del asesor registrado a la fase de salida al mercado de la nueva compañía, sino que, tras esa salida, le encomienda también la de "revisar la información que la compañía haya preparado para remitir al Mercado Alternativo Bursátil con carácter periódico o puntual  y verificar que cumple con las exigencias de contenido y plazos previstos en la normativa del Mercado".

3. Se dio también en Gowex otro fenómeno que facilitó los fraudes de Bernard Madoff  o Mario Conde: el prestigio social de su principal directivo, que en el caso del Sr. García se manifestó en su creciente fama de "emprendedor modélico" y ganador de varios premios empresariales (yo mismo fui miembro de un jurado que le otorgó uno hace muy poco tiempo).

Cuando un personaje público alcanza ese "halo", se hace difícil pensar que sea un sinvergüenza y un delincuente, y esa confianza le permite prolongar sus fechorías hasta que, como ocurrió en los casos de Enron o de Fórum y Afinsa, alguien ajeno a su influencia -y con posiciones bajistas sobre el valor- desvela informaciones que acarrean la crisis de la compañía.

En el caso de Gowex esa función de "abogado del diablo" le ha correspondido a Gotham City Research, cuyo informe del 1 de julio fue la estocada mortal que acabó con la compañía.  

Por desgracia, un bajista no tiene interés en difundir pronto la información sensible que posee: le interesa, por el contrario, que la acción experimente antes una "burbuja" que acreciente sus ganancias cuando se desplome.  Su beneficio será, pues, tanto mayor cuantos más incautos alienten la sobre-valoración previa al desastre.

Aun así, el caso de Gowex ha vuelto a demostrar que los especuladores bajistas constituyen un doloroso, pero eficaz mecanismo de disciplina que corrige los errores del mercado cuando sus "vigilantes" (gatekeepers) teóricos no cumplen bien su cometido”.

En fín, más de lo mismo.  Por lo que debemos advertir que el objetivo de este documento no se sitúa en el ambiente macroeconómico, sino en el  micro, pretendiendo familiarizar a los partícipes en los Códigos de Buen Gobierno aplicables a las sociedades cotizadas, e incidiendo en el papel a desempeñar en ese objetivo por la actividad de auditoría interna, para finalmente incidir en las formas a emplear por la función auditora con la que conseguir su máxima eficiencia a través de la implementación de herramientas de auditorías a distancia y auditorías continuas, incidiendo en la conveniencia del empleo indicadores de riesgos de los procesos, bien financieros u operativos, haciendo especial hincapié en los riesgos de fraudes, tanto externos como internos, describiendo diversos mecanismos con los que poder anticipar la presencia de amenazas que puedan afectar a los objetivos empresariales perseguidos. Es decir, haciendo un amplio despliegue y desarrollo de la actividad de auditoría, de manera que pueda servir de referencia o guía a los profesionales que la realicen.

Todo ello con un enfoque práctico que posibilite su aplicación inmediata, con la que progresar en la implementación de procesos de gestión de riesgos empresariales, y en su correspondiente supervisión.

 

  Jesús Aisa Díez  - España - Colaborador de www.auditool.org 

 

 

 

 

Ingeniero Técnico Industrial Universidad Politécnica de Madrid, Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, Ex-Subdirector General Corporativo de Auditoría Interna de Telefónica SA., ponente de diversos cursos y workshops sobre materias relacionadas con el control interno. Evaluador certificado de Quality Assurance y director de múltiples evaluaciones de calidad de Unidades de Auditoría Interna realizadas en el ámbito iberoamericano, tanto en España, Portugal, como en diversos países latinoamericanos (Chile, Perú y Colombia). Ponente y conferencista en diversos eventos internacionales, tanto en España, como Iberoamérica. Colaborador de www.auditool.org.

Aviso Cookies

Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies. Ten en cuenta que si las rechazas, puede que no puedas usar todas las funcionalidades del sitio web.

× Progressive Web App | Add to Homescreen

Para instalar esta Web App en su iPhone/iPad presione el ícono. Progressive Web App | Share Button Y luego Agregar a la pantalla de inicio.

Desconectado