El concepto de auditoría al desempeño ha estado muy ligado al sector gubernamental; la necesidad de los ciudadanos de conocer para qué y cómo se utilizan los recursos que reciben las entidades gubernamentales es cada vez más grande y dicho sector ha estado construyendo durante estos años los medios por los cuales informar a la opinión pública sobre la actuación de las diversas entidades que lo conforman.

Las auditorías financieras practicadas por los Contadores Públicos Independientes fueron durante mucho tiempo uno de los principales vehículos informativos. Sin embargo, los resultados de estas auditorías se circunscribían solo a la opinión sobre los estados financieros de las entidades o compañías y a emitir una carta de observaciones y recomendaciones sobre el control interno contable y administrativo; pero que cubrían aspectos que surgían de la aplicación de los procedimientos de auditoría (llamémosle “tradicional”) y que se originaban del estudio y evaluación de dicho control interno; aunque solo en la medida en que permitieran definir cuál sería la naturaleza, oportunidad y extensión de las pruebas de auditoría que estaban encaminadas, preponderantemente, a emitir una opinión sobre los estados financieros; es decir, sobre la posición financiera o balance general, sobre los resultados de la operación (o aplicación del presupuesto, si se trataba de entes públicos que no generaran recursos propios), sobre los movimientos del capital o del patrimonio y los flujos de efectivo (o en su momento, sobre los cambios en la posición financiera), medidos y presentados conforme a las reglas aplicables para el sector privado y para el sector gubernamental.

Uno de los aspectos que no se contemplaba en las auditorías tradicionales, era el de dar a conocer a los usuarios de la información, cuál había sido la actuación de la entidad o compañía, pero no desde el punto de vista financiero sino de cumplimiento de los fines para los que habían sido creadas, que si bien en el caso de las empresas o entes privados se presumiría que fuera el de obtener utilidades para beneficio de sus accionistas, en el caso de las entidades gubernamentales se esperaría que fueran evidentemente sociales; lo cual, teóricamente, no podría medirse solo bajo los parámetros financieros sino que debería existir la evidencia de que se está cumpliendo con objetivos de otorgar beneficios a la población en general.

No obstante que las empresas privadas son creadas con el fin básico de proporcionar los mejores beneficios económicos a sus accionistas, y que las mediciones de tipo financiero han sido una herramienta muy útil para la evaluación de lo ocurrido y para determinar las estrategias futuras, en nuestros días incide en dichas empresas una serie de factores que no necesariamente tienen que ver con el mencionado fin básico.

Actualmente, ante la problemática global de la contaminación ambiental —a veces indiscriminada—, de los cambios climáticos que se sufren en todo el planeta, la globalización de la economía y otros factores, las empresas —sobre todo las productoras de insumos en general— se desenvuelven en un mundo donde los términos de sustentabilidad, empresas socialmente responsables, productos ecológicos, etc., deben ser tomados en cuenta en el día a día de sus operaciones y estrategias globales.

Si bien pudiera parecer una contradicción, la cada vez más compleja estructura de las empresas, alentada por los avances tecnológicos, ha creado la necesidad de evaluar la actuación y cumplimiento de metas u objetivos definidos a cada área en especial de la empresa y a esta como un todo. Los cambios, que a veces parecen ser vertiginosos, en las leyes y reglamentos, en la normatividad contable (aunado a su cada vez mayor especialización), el cúmulo de información que, gracias a la tecnología informática puede ahora manejar una sola persona, las comunicaciones instantáneas son factores que han contribuido a que la auditoría tradicional (que sigue siendo de gran utilidad para diversos usuarios) se haya visto ampliada y haya surgido, también como una especialidad, la auditoría al desempeño, en la que, por lo diverso de los temas, actividades, áreas operacionales se hace necesaria ya no solo la participación de los Contadores Públicos Independientes (auditores externos como comúnmente se le conoce) sino también el concurso de profesionales de diversas ramas del conocimiento: abogados, actuarios, ingenieros, arquitectos, economistas, entre muchos más profesionistas.

De hace unos años a la fecha, en el ámbito empresarial surgieron los conceptos de Visión y Misión; pronto en las empresas se veía en las áreas de recepción y en las propias oficinas o instalaciones, cuadros que los contenían, para que fueran conocidos por propios y extraños, cuál era el objeto de existencia de la empresa y cuáles eran las bases sobre las que se sustentaba dicha existencia. Los empresarios se concientizaron sobre la importancia de que esos elementos fundacionales estuvieran en la mente de sus colaboradores y que las acciones llevadas a cabo en las organizaciones estuvieran encaminadas a cumplir con dicha Misión.

En consecuencia, surge la pregunta de ¿cómo evaluar si la Visión está en sintonía con la Misión determinada y si los elementos que se han seleccionado para lograrla son los apropiados? La auditoría al desempeño tiene la respuesta.

Si consideramos que el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española define “desempeño” como: Acción y efecto de desempeñar o desempeñarse. A su vez, desempeñar o desempeñarse está definido en una de sus acepciones como: Actuar, trabajar, dedicarse a una actividad, y/o: Cumplir las obligaciones inherentes a un cargo u oficio; ejercerlos. En consecuencia, la auditoría al desempeño es hacer una evaluación de cómo está actuando una empresa o entidad considerando los factores de desempeño esenciales para cumplir con su Misión.

La auditoría al desempeño ayudará al empresario o accionista de una empresa o entidad del sector privado a saber si la actuación de los diversos componentes que forman el todo están funcionando conforme a los objetivos (Misión) para los cuales el ente fue creado; es decir, para establecer —si es que no están dirigidos a esos fines—, cuáles son las actividades o acciones que deben incorporarse a la organización para corregir el rumbo.

Será muy importante determinar los parámetros que deberán ser considerados por el auditor al desempeño, al trazar el plan general de su auditoría; podríamos decir que es necesario de antemano determinar la base de medición y la estrategia de revisión. La expresión popular de “bueno, bonito y barato” podríamos traducirlo en este ámbito de la auditoría al desempeño como “eficiente, eficaz y económico”; es decir, lo que se evaluará en la empresa o ente privado es cómo en la organización se dispone de alguien o algo para conseguir un efecto determinado; cuál es la capacidad que se tiene para lograr el efecto que se desea o espera, y cómo se logra mediante una moderación en el gasto o mediante procesos o acciones poco costosas o que exigen poco gasto.

En virtud de las particularidades que involucra la auditoría al desempeño, es necesario que esta sea efectuada por profesionales con amplia experiencia en el ramo de la auditoría o consultoría; además, deben estar involucrados en los temas de interés en la comunidad de los negocios, así como informados y conocer los aspectos de la economía nacional e internacional que pueden llegar a afectar favorablemente o a veces muy severamente la marcha de los entes sujetos a evaluación. Asimismo, al ser un trabajo que se desarrolla en un ambiente con diversidad de especialistas, debe estar preparado para interactuar con, y/o dirigir a un equipo.

Una vez establecidas las bases de medición, el inicio de todo trabajo de revisión que culminará con una evaluación, es el de conocer al ente a evaluar; para este propósito, el auditor al desempeño deberá conocer cuáles son los documentos que establecen la identidad de la empresa (acta constitutiva, estatutos sociales, entre otros), así como los documentos donde estén establecidas su Visón y su Misión; aunado a lo anterior, es importante determinar la normatividad que le es aplicable, incluidas las leyes y reglamentos que, aparte de los que puedan llegar a ser de aplicación general como la Ley del Impuesto Sobre la Renta, por ejemplo, por su giro o actividad tenga que cumplir, la Ley Minera en el caso de una empresa constituida para explotar alguna concesión de ese tipo, así como reglamentaciones o leyes de conservación del medio ambiente, siguiendo con el ejemplo.

Continuando con el conocimiento de la empresa, es necesario que el auditor al desempeño sepa cuál es la operación de la empresa, cuál es la estructura de sus órganos de control (Asamblea de Accionistas, Consejo de Administración, Comité de Auditoría, Comité para Aprobación de Operaciones Inusuales o con Partes Relacionadas); es decir, cómo se controla que las decisiones no dependan de una sola instancia o persona (director general, por ejemplo). Si las empresas están reguladas, cómo cumplen con las regulaciones que les aplica (Bolsa Mexicana de Valores, Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Comisión Nacional de Seguros y Fianzas), o si no se tiene una estructura de gobierno corporativo y las decisiones son tomadas por una o dos personas dentro de la empresa, cómo se reducen las posibles amenazas al cumplimiento de los objetivos del ente económico.

Parte importante de la evaluación preliminar a la que llevará el estudio general de la empresa o entidad es la determinación preliminar de los factores críticos de desempeño y, en consecuencia, de los indicadores que permiten conocer cuál es el grado de obtención de resultados efectivos; es decir, cómo la empresa se va acercando a los objetivos generales que permitan hacer realidad su Visión y cumplir con su Misión.

Como se ha comentado al principio de este artículo, las características actuales de la sociedad global, demandan cada vez más que las empresas y entidades del sector privado cumplan con diversos propósitos y no solo el de generar utilidades para sus accionistas (fin perfectamente válido en nuestra economía), sino que en el camino a lograr su Visión y cumplir con su Misión, beneficien también a la sociedad. La auditoría al desempeño, en ese sentido, puede ser también un coadyuvante para el logro de ese propósito.


C.P.C. Rodolfo Carlos Pérez Garrido
Integrante de la Comisión de Contabilidad y Auditoría Gubernamental CCPM

Fuente: Revista Contaduría Pública www.contaduriapublica.org.mx del Instituto Mexicano de Contadores Públicos www.imcp.org.mx

 

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