Por:   CP Iván Rodriguez. Colaborador de Auditool 

En muchas ocasiones los auditores perciben que, a pesar de sus esfuerzos y trabajos, parece que no hay mayor evolución en los sistemas de control interno de los clientes. Fallas en los controles, riesgos materializados, inconsistencias, … Hay algo que no está bien en el proceso.

Una revisión crítica de la situación podría indicar que el trabajo de auditoría no es el apropiado. Suele ocurrir que se ejecutan las mismas pruebas, se elaboran los mismos informes, se evalúan las mismas áreas y cuentas, se entrevista a las mismas personas.

Es posible que el trabajo de auditoría no esté evolucionando y se haya detenido en una zona de confort. De una manera inconsciente (o consciente) el auditor actúa de esa manera debido a que teme perder aumentos, seguridad, camaradería, empleo o cualquier otro elemento que le brinda comodidad a lo que se suma el temor por hacer algo nuevo.

Una lectura de los artículos referentes a las expectativas que hay sobre los auditores mostrará que los ejecutivos, las juntas y los directores desean que la labor de auditoría sea más creativa, que examine áreas que nunca ha mirado, que explore áreas en las que están evolucionando nuevos riesgos; en fin, que su trabajo sea innovador, diferente y valioso. Esta situación evidencia lamentablemente que un número significativo de auditores o áreas de auditoría no están asumiendo este desafío, que están perfectamente contentos en su zona de confort.

También suele ocurrir que el auditor no se siente a gusto con su trabajo. Simplemente lo soporta puesto que le provee condiciones para vivir con relativa comodidad. Es como ser un prisionero con privilegios y beneficios. De ahí que no tenga mayor iniciativa y se limite a cumplir con lo mínimo que considera necesario para ejecutar su trabajo.

Si bien esta falta de compromiso, de asumir desafíos que implican dar lo mejor de las capacidades, habilidades y energías ocurre con personas que ejercen diversas disciplinas, afecta no solamente al auditor como persona sino a la profesión en conjunto. 

Los auditores deben estar buscando la mejor manera de ejecutar su trabajo así sea una labor difícil. Muchas auditorías son semejantes y algunos riesgos nunca cambian. Pero también surgen nuevos riesgos, el entorno puede cambiar radicalmente. Por ejemplo, el impacto de una pandemia como el COVID-19 en todas las operaciones ha demostrado que la auditoría tiene grandes y reales desafíos que enfrentar. Y quedarse en una cómoda posición no va a ser posible.

El auditor debe asumir claramente su posición frente a su trabajo. Si le agrada, así haya momentos complicados o rutinarios, con seguridad buscará un mejoramiento permanente. Pero si no te gusta el trabajo o no le gusta la organización en la que desempeña su labor, incluso en un momento de incertidumbre como el actual, debe buscar alguna alternativa.

La labor de auditoría, como se está evidenciando en estos momentos es totalmente dinámica. Se requiere una alta dosis de creatividad y una sólida preparación técnica para enfrentar situaciones de incertidumbre de una manera objetiva y profesional. El dominio de ciertas herramientas tecnológicas, un conocimiento multidisciplinario y un buen complemento de habilidades blandas es bastante útil para abordar la ejecución de pruebas de manera remota y la interacción con los clientes en un entorno virtual.

Las necesidades de las empresas varían constantemente; así mismo, los riesgos y las situaciones que dificultan el cumplimiento de los objetivos. De la misma manera, los controles deben adecuarse a las nuevas realidades y la evaluación de los sistemas de control interno deben modificarse para seguir brindando una seguridad razonable de su funcionamiento.

Temas que, en circunstancias normales no requerían una evaluación muy profunda como el de negocio en marcha, hoy día se constituyen en revisiones fundamentales. La velocidad de los cambios normativos expedidos por los gobiernos para atender situaciones de crisis, hacen que el tema de cumplimiento adquiera una nueva dinámica. El tema laboral se ha vuelto particularmente sensible. Los cambios en los esquemas de producción y comercialización son nuevos retos para los auditores.

Estas reflexiones muestran que enfrentar el actual panorama no es fácil y no tendría por qué serlo. Pero como se ha visto, no se trata de tener una posición de complacencia, ni de rutina. El auditor debe marcar la diferencia y ayudar a la organización al cumplimiento de sus objetivos, lo que demanda esfuerzo.


CP Iván Rodríguez

Auditor y Consultor, Diplomado en Alta Gerencia de Seguros y Derecho de Seguros. Especialista en Dirección Financiera y Desarrollo Organizacional, Diplomado en Gerencia de la Calidad, Contador Público de la Pontificia Universidad Javeriana, con 20 años de experiencia en diversas empresas. Amplia experiencia en la elaboración y ejecución de auditorías y revisorías fiscales. Dirección y ejecución de asesorías, consultorías y capacitaciones. Colaborador de Auditool

Bogotá DC, Colombia

 

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