El Código de Ética profesional es un documento que se encuentra implícito en el ejercicio diario de cualquier profesional. Esto se explica en la medida en la que este documento busca establecer las actitudes que condicen a un buen comportamiento en torno a aquello que está bien. Aunque muchas veces se suele pasar por alto, en realidad esta es la normativa más importante para la profesión del auditor. La ética implica entonces actuar bien acorde con la sociedad y la ley. Al graduarse, los auditores juran ante la patria que cumplirán con la Constitución y las leyes, las normas de ética de la profesión, y salvaguardarán los intereses de sus clientes o empleadores si menoscabo de la dignidad de la profesión y engrandecer siempre la profesión.
Dentro de este documento se consideran los siguientes tópicos que permiten guiar la práctica de los profesionales, incluso en la docencia y las sanciones: aplicación general del Código de Ética Profesional (CEP), contadores públicos en la práctica independiente, contadores públicos en los sectores público y privado, contadores públicos en la docencia, y características como independencia y confidencialidad. La estructura del CEP contempla las amenazas a las que se puede enfrentar el profesional entre las cuales se consideran el interés personal, la auto revisión, la intervención subjetiva por el cliente en cuestión, la familiaridad y la intimidación. Estas amenazas pueden surgir en la medida en la que el trabajo del auditor pueda verse saboteado con la intención de obtener privilegios a cambio. Una empresa o funcionario va a querer que se le beneficie de alguna manera si se están haciendo movimientos ilícitos y por lo tanto los profesionales se van a enfrentar en algunas ocasiones a este tipo de situaciones. Para prevenir esto se recomienda llevar una relación formal con los clientes o empleadores. Lo que es más, algunas empresas de auditoría deciden cambiar el auditor de manera regular para que no se establezcan relaciones de cercanía entre el auditor y la empresa o un funcionario en particular.
En cuanto a la regulación de la profesión se abarca la práctica independiente, los sectores público y privado y la docencia. Estos son los campos de acción que se consideran dentro de la auditoría. La docencia es un aporte valioso del CEP ya que permite visualizar una actividad que no es contemplada dentro del mundo empresarial, pero que es vital dentro del campo investigativo y académico de la auditoría. Respecto a los principios fundamentales se habla de la integridad, la objetividad, la diligencia y competencia profesional, la confidencialidad y el comportamiento profesional. Estos son valores desde los cuales el auditor debe actuar para asegurar que su trabajo sea reconocido como objetivo e imparcial y que además contribuya al mejoramiento de las condiciones de la empresa en la que está trabajando. Finalmente se encuentra el marco conceptual desde el cuál se consideran las situaciones permitidas versus las situaciones prohibidas, el juicio del profesional, el conocimiento del entorno, los factores cualitativos y cuantitativos, el incumplimiento por descuido y la consulta.
La tarea de trabajar con cifras, estadísticas y en general números a nivel empresarial supone de una gran responsabilidad. Las actitudes implícitas de ética del auditor deben ser impecables a la hora de afrontar un trabajo de revisión. Como se mencionó anteriormente, el profesional no debe permitirse ningún tipo de juicio subjetivo que esté relacionado con su cercanía con la compañía, un área específica o una persona en particular. Cuando se crean relaciones de cercanía el auditor puede tender a comportarse de una manera menos correctiva y más amigable lo que lleva a que se puedan generar situaciones de fraude empresarial. Del mismo modo, la empresa puede actuar a espaldas del auditor y esconder información financiera importante con la intención de modificar cifras y esconder escándalos de corrupción y mal manejo de bienes entre otros. Es por eso por lo que en los casos en los que una empresa fracasa o afronta un gran riesgo de hacerlo, la atención se centra especialmente en el auditor, pues se espera siempre que cumpla con la tarea de mantener en orden el funcionamiento interno y externo de una empresa, sin tener en cuenta los obstáculos a los que pudo haberse enfrentado.
Recientemente la Federación Internacional de Contadores propuso un nuevo Código de ética para contadores profesionales, con la intención que esta nueva versión permitiera una navegación más fácil y sea sencillo de usar y aplicar. Además de esto también se propone una nueva estructura centrada en reunir avances claves que se han discutido alrededor de la ética en la profesión. Algunos de los nuevos elementos son: disposiciones de salvaguardas mejor alineadas con las amenazas de cumplimiento de los principios fundamentales, disposiciones de independencia más estrictas en las relaciones con clientes de auditoría, presentación de información y cumplimiento de los principios fundamentales. Guías de práctica para los contadores públicos, guías sobre la importancia de comprender los hechos y circunstancias cuando se emite un juicio profesional, el cumplimiento de los principios fundamentales, entre otros.
Como reflexión final, los auditores deben trabajar de una manera consciente y acorde con su formación profesional y ética. Los comportamientos pueden diferenciarse entre buenos y malos, pero el auditor, en ejercicio de su profesión, siempre debe trabajar con miras a ser correcto y no dejarse influenciar de una manera negativa. Así, la ética no es algo que se pueda enseñar ya que está asociada a los valores que se han adquirido a través de la formación desde los primeros años de vida. Por tal motivo, en la mente de cualquier profesional debe existir permanentemente la idea de actuar de manera correcta.
Referencias
IFAC. (2018). Global Ethics Board Releases Revamped Code of Ethics for Professional Accountants. En línea, disponible en: http://www.ifac.org/news-events/2018-04/global-ethics-board-releases-revamped-code-ethics-professional-accountants
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