Por: Equipo Auditool
El mundo de la auditoría está plagado de desafíos imprevistos, cambios regulatorios, y una constante evolución en el ámbito financiero y de gestión. En este contexto, ser reactivo puede llevar a errores, omisiones y pérdida de eficiencia. Es aquí donde la proactividad, inspirada por los principios de Stephen R. Covey en "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva", entra en juego.
Hábito 1: ser proactivo
El primer hábito que Covey presenta es, precisamente, ser proactivo. Ser proactivo significa tomar el control y la responsabilidad de nuestras acciones y comportamientos. En la auditoría, esto se traduce en anticiparse a posibles problemas, en lugar de simplemente reaccionar ante ellos. Esta mentalidad implica:
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Preparación y planificación anticipada: un auditor proactivo revisa y se prepara para una auditoría mucho antes de que comience. Esto incluye investigaciones previas, capacitaciones relevantes y una revisión exhaustiva de la información pertinente.
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Estar al tanto de cambios regulatorios: los reglamentos y estándares cambian. Un auditor proactivo se mantiene actualizado, evitando sorpresas que pueden afectar el proceso de auditoría.
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Comunicación abierta: mantener una comunicación proactiva con los clientes y el equipo asegura que todos estén alineados y minimiza malentendidos.
¿Cómo beneficia la proactividad al auditor?
- Minimiza sorpresas: al anticiparse a posibles problemas o desafíos, el auditor reduce la probabilidad de ser sorprendido por circunstancias inesperadas.
- Incrementa la eficiencia: una preparación y planificación adecuadas pueden acelerar el proceso de auditoría, ya que se reduce el tiempo dedicado a solucionar problemas imprevistos.
- Mejora la relación con los clientes: un cliente apreciará a un auditor que se adelanta a sus necesidades y se comunica de manera efectiva. Esto no solo mejora la relación actual, sino que también puede llevar a futuras oportunidades de negocio.
- Eleva la calidad del trabajo: la proactividad permite una comprensión más profunda de la situación o empresa auditada, lo que resulta en un trabajo de auditoría más completo y detallado.
Poniendo en práctica la proactividad
Para adoptar un enfoque proactivo en la auditoría:
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Establece rutinas de actualización: dedica tiempo de manera regular para revisar y aprender sobre cambios en la industria y las regulaciones.
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Fomenta la comunicación: crea canales de comunicación abiertos con tu equipo y clientes. Escucha activamente y haz preguntas anticipadas.
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Desarrolla habilidades de anticipación: practica escenarios ("qué pasaría si") para entrenarte en la anticipación de posibles desafíos.
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Busca retroalimentación: solicita comentarios regularmente para identificar áreas de mejora antes de que se conviertan en problemas.
En conclusión, la proactividad es esencial en la auditoría. Las lecciones de Stephen R. Covey nos recuerdan la importancia de tomar el control y la responsabilidad de nuestras acciones preparándonos no solo para enfrentar, sino también para anticipar desafíos. Al adoptar una mentalidad proactiva, un auditor no solo mejora su eficiencia y eficacia, sino que también se posiciona como un profesional valioso y confiable en su campo.
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