Por: Equipo Auditool
El triángulo del fraude, un modelo introducido por el criminólogo Donald Cressey, ofrece un marco para comprender los factores subyacentes que llevan a una persona a cometer fraude. Se centra en tres componentes fundamentales: presión/motivación, oportunidad y razonamiento. Al desglosar y abordar cada componente, las empresas pueden diseñar estrategias efectivas de prevención de fraudes. Vamos a explorar estos pilares en detalle.
1. Presión: la motivación que conduce al acto
Definición: es la motivación que lleva a una persona a considerar cometer un acto fraudulento. A menudo, se relaciona con presiones financieras, pero también puede surgir de expectativas profesionales o personales.
Ejemplo: un gerente de ventas que no puede alcanzar sus cuotas mensuales siente la presión de manipular los números para no perder su bono o incluso su trabajo.
Consejos y prácticas recomendadas:
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Transparencia financiera: una comunicación abierta sobre el desempeño financiero puede disminuir las presiones internas.
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Programas de asistencia al empleado: estos programas pueden ayudar a aliviar presiones personales que podrían llevar a un empleado a cometer fraude.
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Establecer metas realistas: garantiza que los empleados no sientan la necesidad de manipular resultados para cumplir con expectativas irreales.
2. Oportunidad: la ventana para el fraude
Definición: es la capacidad que tiene una persona para cometer fraude sin ser detectada. Una falta de controles adecuados o supervisión a menudo crea esta oportunidad.
Ejemplo: una empresa que no revisa regularmente sus cuentas puede no darse cuenta de que un empleado ha estado desviando fondos durante meses.
Consejos y prácticas recomendadas:
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Separación de funciones: asegúrate de que las tareas críticas estén distribuidas entre varios empleados para reducir oportunidades de fraude.
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Auditorías periódicas: estas auditorías actúan como disuasivos, detectando y previniendo posibles fraudes.
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Capacitación continua: fortalece la comprensión y el respeto por los controles internos entre el personal.
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Tecnología anti-fraude: las herramientas modernas pueden detectar automáticamente patrones sospechosos
3. Razonamiento: justificar lo injustificable
Definición: es la justificación interna que realiza una persona para convencerse a sí misma de que su comportamiento fraudulento es aceptable.
Ejemplo: un empleado que roba a la empresa podría justificar su acción pensando: "Estoy subpagado, solo estoy tomando lo que me merezco".
Consejos y prácticas recomendadas:
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Código de ética: un marco claro sobre lo que es y no es aceptable reduce las zonas grises que pueden ser racionalizadas.
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Canal de denuncias: permite que los empleados señalen comportamientos inapropiados antes de que escalen.
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Reconocimiento y recompensas: destacar y premiar el comportamiento ético refuerza la idea de que la integridad es valiosa.
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Programas de formación ética: mantiene la ética empresarial en primer plano en la mente de los empleados.
Al desglosar y abordar proactivamente cada componente del triángulo del fraude, las empresas están mejor posicionadas para prevenir y detectar comportamientos fraudulentos. Es esencial considerar estos tres pilares al diseñar e implementar estrategias de prevención para proteger los recursos, la reputación y la integridad de la empresa.