Al revisar los diferentes eventos de corrupción tanto de entidades públicas como privadas, se observa que sin importar el país, la cultura o la legislación, la corrupción es un mal que trasciende fronteras y que se acepta y tolera en todos los niveles y negociaciones.
Es así, como la corrupción ha logrado ser parte del día a día en las organizaciones, empezando por entregar un regalo para ser favorecido, hasta llegar al pago de sobornos que superan los millones de dolares. Lo anterior, evidencia las debilidades de los planes que buscan contrarrestar la corrupción, y los cuales deben empezar por la identificación de aquellos comportamientos o acciones de los colaboradores que ejercen su trabajo desde el manto de la corrupción, y no desde los valores que promulga la organización.