Por: CP Iván Rodríguez. Colaborador de Auditool. 

El aprendizaje en la auditoría es fundamental para el éxito y la eficacia de cualquier auditor. La auditoría implica la evaluación de operaciones y procesos, registros financieros y contables de una organización para asegurar que estén en cumplimiento con las leyes y regulaciones aplicables, así como con las políticas y procedimientos internos de la organización. Entonces, es importante que los auditores enfoquen su aprendizaje en desarrollar habilidades técnicas, interpersonales y de pensamiento crítico.

Algunas de las habilidades técnicas que un auditor debe aprender incluyen la comprensión de los procesos y operaciones, principios contables, sistemas y procedimientos contables y la capacidad de realizar análisis financieros. También, las habilidades interpersonales son importantes para los auditores, pues necesitan comunicarse efectivamente con los clientes y otros miembros del equipo de auditoría. Del mismo modo, las habilidades de pensamiento crítico como la capacidad de analizar y evaluar la información. Y, finalmente, es esencial para los auditores fortalecer el escepticismo.

Normalmente, el aprendizaje en la auditoría se lleva a cabo a través de la educación formal, la capacitación en el trabajo, la asistencia a conferencias y seminarios, y la colaboración con otros auditores. Además, muchos auditores buscan certificaciones profesionales para mejorar su conocimiento y credibilidad en el campo de la auditoría.

Por otro lado, en el ejercicio de la auditoría, la obtención de evidencia válida y suficiente es un tema de vital importancia, pues ello permite obtener información adecuada para fundamentar la opinión, bien sea sobre un proceso o sobre los estados financieros de una entidad. El aprendizaje de auditoría debería considerar entonces el tema de la evidencia para fortalecer las habilidades del auditor.

Ahora, la evidencia en auditoría puede ser de diferentes tipos, como documentos, registros contables, confirmaciones de terceros, observaciones, entrevistas y pruebas de cumplimiento y sustantivas. Es importante que la evidencia sea relevante, confiable y suficiente para que el auditor pueda llegar a conclusiones apropiadas.

El proceso de obtención de evidencia en auditoría implica la planificación de las pruebas, la ejecución de estas, la evaluación de los resultados obtenidos y la documentación de los procedimientos realizados y los hallazgos encontrados.

Es importante mencionar que la evidencia obtenida en auditoría no garantiza la detección de todas las posibles irregularidades, o errores en los procesos, o en los estados financieros de una entidad, pero sí reduce significativamente el riesgo de que se presenten opiniones inapropiadas o equivocadas.

Teniendo en cuenta lo anterior, vale la pena mencionar que el aprendizaje en auditoría es fundamental para la obtención de evidencia efectiva. Los auditores necesitan tener una comprensión sólida de los procesos de negocio y de los controles asociados para determinar qué evidencia recopilar y cómo evaluarla. La capacidad para identificar áreas de riesgo y concentrarse en áreas críticas es una habilidad clave que se desarrolla a través del aprendizaje en auditoría.

Además, los auditores deben estar actualizados sobre las normas y regulaciones aplicables para asegurar que la evidencia que recopilan sea relevante y adecuada para respaldar sus conclusiones. La formación continua y la actualización de conocimientos son esenciales para que los auditores puedan realizar una auditoría efectiva y cumplir con los requisitos de su trabajo.

Por, otro lado, un aspecto que es necesario tener en cuenta al ejecutar el trabajo de auditoría es la calidad de la evidencia. Si bien los auditores necesitan recopilar evidencia para respaldar sus conclusiones y esta puede tomar muchas formas, como documentos, registros, entrevistas y observaciones, no hay que descuidar la suficiencia, relevancia y fiabilidad de la información recopilada. En cuanto a la suficiencia, la evidencia debe ser adecuada en cantidad y calidad para respaldar la opinión del auditor. Por su parte, el auditor debe evaluar la cantidad de evidencia necesaria en función del tamaño y complejidad de la entidad, así como la materialidad y los riesgos inherentes y de control identificados durante la auditoría. Respecto de la relevancia, la evidencia debe estar relacionada con los estados financieros y los objetivos de auditoría. El auditor debe evaluar si la evidencia obtenida es pertinente para la auditoría y si se relaciona con los objetivos específicos de auditoría establecidos. En relación con la fiabilidad, la evidencia debe ser confiable y verificable, el auditor debe evaluar la confiabilidad de la evidencia a través de pruebas adicionales para verificar su precisión y validez.

De este modo, es importante que el auditor documente adecuadamente la calidad de la evidencia recopilada durante la auditoría, incluyendo los procedimientos de auditoría realizados, la fuente de la evidencia, la cantidad y relevancia de la evidencia, y la conclusión del auditor basada en la evidencia obtenida. Esto permite abordar uno de los desafíos de los auditores, que es probar sus hallazgos.

Ahora, al ejecutar el trabajo, los auditores plantean sus hallazgos y en las discusiones con la administración, el cliente trata en muchos casos de mostrar que todo está bien. Por ello, es fundamental realizar recorridos exhaustivos de procesos y controles para validar descripciones, puntos de control, aprobaciones, manejo de excepciones y otros aspectos. El auditor debe validar diseños de control y efectuar pruebas de recorrido, o utilizar análisis de datos para evaluar la efectividad operativa y sustentar debidamente su opinión.

Asimismo, la alta dirección debería contar con evidencias del desempeño de los controles, los resultados logrados y revisiones que evidencien el funcionamiento del sistema de control interno. Frente a esta información, los auditores siempre deben ser escépticos. Esto significa confiar, pero siempre verificar. Rutinariamente deben validar datos, efectuar observaciones y hacer vistas de gestión, siempre profundizando cuando es necesario.

El auditor necesita evidencia documentada para respaldar los hallazgos del trabajo. Si no puede ver la evidencia clara y validar los resultados esperados, debería levantar una bandera roja. Hay que insistir en que los resultados de la auditoría siempre deben estar respaldados por evidencia, y las conclusiones a las que lleguen los auditores deben cumplir con la metodología de auditoría, así como ser capaces de superar una verificación independiente como parte de una revisión de garantía de calidad.

Finalmente, al mostrar evidencia clara y contundente a la gerencia, es más fácil abordar las dificultades y, por tanto, la eliminación de los problemas detectados por la auditoría tiende a ser más directa y con menos impacto. Del mismo modo, si un auditor llega a conclusiones que no pueden ser claramente respaldadas por la evidencia de auditoría, arriesga su reputación profesional. Ahora bien, el auditor podría carecer (inicial o momentáneamente) de la evidencia de auditoría para un problema claro, pero aún considera que hay una oportunidad para que la administración lo considere, entonces debería compartir la información potencial y usarla para generar confianza. Esto fortalece su condición de profesional y compromiso.


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CP Iván Rodríguez - CIE AF

Auditor y consultor, diplomado en Alta Gerencia de Seguros y Derecho de Seguros. Especialista en Dirección Financiera y Desarrollo Organizacional, diplomado en Gerencia de la Calidad. Contador público (CP) de la Pontificia Universidad Javeriana con 20 años de experiencia en diversas empresas. Tiene amplia experiencia en la elaboración y ejecución de auditorías y revisorías fiscales. Dirección y ejecución de asesorías, consultorías y capacitaciones. Colaborador de Auditool.

Bogotá D.C., Colombia.

 

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