Por: CP Iván Rodriguez. Colaborador de Auditool
Al iniciar el ejercicio profesional de la auditoría (e incluso con algunos años de experiencia), algunas personas cometen ciertos errores que pueden afectar el enfoque de ejecución o los resultados obtenidos. Muchas veces esto ocurre por los preconceptos que las personas en general tienen sobre los auditores y el deseo de encajar en ello o por un inapropiado entendimiento del trabajo y sus normas. A continuación, se presentan algunas de estas ideas.
1. No ser escéptico
Uno de los pilares del ejercicio de la auditoría es el escepticismo profesional. Paro hay que ejercerlo de una manera prudente sensata. No se trata de asumir de entrada que todo está mal sin hacer verificaciones. Hay que mantener una mente abierta y hacer análisis críticos de la información disponible y de las circunstancias, con el propósito de tener un panorama global y entender las situaciones motivo de evaluación con objetividad. Es importante escuchar al cliente, desde la alta dirección hasta los niveles operativos y no prejuzgar.
Tampoco se trata de creerlo todo sin probarlo. La aplicación de los procedimientos de auditoría y la obtención de evidencia tienen como uno de sus propósitos confirmar o desvirtuar las afirmaciones de la gerencia y las cifras presentadas en los estados financieros. Hay que mantener un enfoque abierto y justo, lo que hará que la relación con los clientes sea mejor y les ayude a comprender el beneficio del trabajo de auditoría.
2. Centrarse exclusivamente en la búsqueda de errores
Dentro de las funciones del auditor está contribuir al fortalecimiento del sistema de control interno y ayudar a las empresas a ser más eficiente. El trabajo no es encontrar fallas y culpar a los responsables. Es buscar y encontrar soluciones a los problemas advertidos.
Suele pensarse que el éxito de un auditor está en el número de hallazgos y deficiencias de control encontradas y en ese propósito se descuida la labor de asesoría. Esto trae como consecuencia que los clientes eviten al auditor, lo vean como un trabajo incómodo y que agrega poco valor. El auditor debe recordar que con su trabajo debe contribuir al logro de los objetivos empresariales y que no es un enemigo de la alta dirección de las compañías. Ahora bien, la función tampoco es aceptar todas las decisiones que tome la compañía y actuar con complacencia. Hay que actuar con objetividad, procurando el beneficio de los terceos en general.
3. Informes excesivamente detallados
Uno de los productos finales del trabajo es el Informe de Auditoría. Muchos auditores están tentados a escribir extensamente acerca de la ejecución del trabajo, las pruebas efectuadas y los resultados alcanzados. El resultado es un largo informe en el que se mezclan hallazgos importantes, situaciones menores, recomendaciones estructurales y simples menciones de cifras, lo que tiene como consecuencia que los asuntos destacables no sen visibles y que el informe no sea visto como un producto de calidad.
El informe debe destacar aquellos temas fundamentales y las principales recomendaciones. Es una buena práctica hacer un resumen ejecutivo al inicio, que sintetice lo más relevante del trabajo. De ser necesario, se acompañan los anexos de detalle, que incluyen cifras y situaciones particulares. Hay que pensar desde la perspectiva de las partes interesadas y los potenciales lectores del informe, para que su diseño y contenido sea amigable. Es importante aprender a resumir y visualizar los datos, para lograr transmitir los hallazgos de una manera que mantenga la atención del lector.
4. Efectuar pronunciamientos sin fundamento
En ocasiones los auditores reaccionan emocionalmente y ante una situación sin confirmar efectúan acusaciones o expresan conclusiones sin fundamento o sin tener la capacidad de probar o justificar lo dicho. Un auditor debe actuar con objetividad, calma y no perder el control de la situación. No debe dejarse influenciar por los sentimientos y debe actuar de manera racional. El trabajo de auditoría es de gran valor y prestigio y por ello, las afirmaciones y pronunciamientos que emite un auditor tienen valor. Hay que asegurarse de que cada vez que se dice algo, está debidamente respaldado por evidencia concreta y análisis críticos.
5. El trabajo de auditoría no es solo aplicar procedimientos
Si bien la aplicación de diferentes procedimientos respalda el trabajo normal de un auditor, su actuación profesional no se limita a esto. Una vez ejecutados, hay una gran cantidad de actividades por desarrollar. No hay que olvidar que la auditoría tiene como uno de sus propósitos agregar valor. Hay que estar alerta y ver más allá de los resultados de los procedimientos. Hay que entender los procesos del cliente en profundidad y buscar su eficiencia.
Tener en cuenta las anteriores consideraciones, contribuye a fortalecer el ejercicio profesional y a ser más competentes.
CP Iván Rodríguez
Auditor y Consultor, Diplomado en Alta Gerencia de Seguros y Derecho de Seguros. Especialista en Dirección Financiera y Desarrollo Organizacional, Diplomado en Gerencia de la Calidad, Contador Público de la Pontificia Universidad Javeriana, con 20 años de experiencia en diversas empresas. Amplia experiencia en la elaboración y ejecución de auditorías y revisorías fiscales. Dirección y ejecución de asesorías, consultorías y capacitaciones. Colaborador de Auditool
Bogotá DC, Colombia