Por: Iván Rodríguez. Colaborador de Auditool

Si bien la responsabilidad principal de la prevención y detección de fraudes recae en los encargados del gobierno de la entidad y la administración, no hay que olvidar que todos los miembros de la organización también deben asumirla. Es importante que la administración, con la supervisión de los encargados del gobierno, procure disuadir y limitar la ocurrencia del fraude mediante un fuerte énfasis en su prevención; así mismo, es importante que cuente con herramientas para su detección y castigo.

Ahora bien, los auditores también tienen responsabilidad frente al fraude. Si bien el fraude no es el enfoque principal de una auditoría, las normas de auditoría requieren que los auditores lleven a cabo procedimientos específicos relacionados con el fraude. De hecho, un auditor que realiza una auditoría de acuerdo con las NIA es responsable de obtener una seguridad razonable de que los estados financieros en su conjunto están libres de errores materiales, ya sea causados ​​por fraude o error. Por lo tanto, el auditor debe tener una base razonable para esperar que su trabajo detecte un fraude importante.

Los objetivos del auditor son:

  • Identificar y evaluar el riesgo de error importante debido al fraude;
  • Obtener suficiente evidencia de auditoría apropiada con respecto al riesgo evaluado, mediante el diseño e implementación de respuestas apropiadas y;
  • Responder apropiadamente al fraude o sospecha de fraude identificado durante la auditoría.

El auditor también debe:

  • Mantener el escepticismo profesional a lo largo de la auditoría;
  • Discutir con el equipo de auditoría la susceptibilidad de la entidad al fraude, incluyendo cómo podría ocurrir el fraude;
  • Documentar la consideración de fraude.

En ese orden de ideas, en el trabajo de auditoría, se necesario llevar a cabo una serie de actividades tendientes a cumplir los objetivos respecto de la evaluación del fraude durante las diferentes fases de una tarea de auditoría (es decir, planificación, ejecución y elaboración de informes). Ciertas normas profesionales, tales como ISSAI 1240 o la NIA 240 se refieren en particular a este tema.

Evaluación del riesgo de fraude

Se presentan a continuación algunas acciones que deben ejecutarse en las diferentes fases del trabajo de auditoría, para evaluar el riesgo de fraude

  • Fase de planificación: Identificación y evaluación de riesgos significativos debido al fraude
    1. Obtención de la información necesaria para identificar riesgos de fraude;
    2. Discutir cómo y dónde el área / entidad podría ser susceptible de fraude;
    3. Identificar y evaluar los posibles riesgos de fraude (y, eventualmente, detectar, si corresponde, áreas de alto riesgo de fraude).
  • Fase de planificación: obtener evidencia de auditoría suficiente y adecuada con respecto a los riesgos de fraude identificados, a través del diseño de procedimientos apropiados
    1. Diseñar procedimientos de auditoría adicionales cuya naturaleza, oportunidad y alcance respondan a los riesgos evaluados;
    2. Considerar la asignación y supervisión del personal de auditoría;
    3. Incorporar un elemento de imprevisibilidad en la selección de la naturaleza, extensión y oportunidad de los procedimientos de auditoría a realizar;
    4. Adaptar los programas de auditoría.
  • Fase de ejecución (durante la visita de auditoría): obtener evidencia de auditoría suficiente y adecuada con respecto a los riesgos de fraude identificados, a través de la implementación de los procedimientos apropiados
    1. Realizar procedimientos de auditoría adicionales cuya naturaleza, oportunidad y extensión respondan a los riesgos evaluados;
    2. Evaluar críticamente los hallazgos para ver si podrían ser indicativos de fraude y evaluar las implicaciones para la auditoría
  • Fase de ejecución (después de la visita de auditoría): responder adecuadamente a los casos de sospecha de fraude durante las auditorías
    1. Comunicación sobre fraude a los terceros interesados (incluso autoridades competentes) Se debe tener especial cuidado en proteger la identidad de los informantes y, en particular, de los denunciantes;
    2. Los auditores no son responsables de "probar" el fraude. Las sospechas de fraude deben pasarse sin demora indebida a las partes interesadas.
    3. Los auditores deben evitar interferir en las investigaciones de fraude.

C.P. Iván Rodríguez - Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.          

Auditor y Consultor, Diplomado en Alta Gerencia de Seguros y Derecho de Seguros. Especialista en Dirección Financiera y Desarrollo Organizacional, Diplomado en Gerencia de la Calidad, Contador Público de la Pontificia Universidad Javeriana, con 20 años de experiencia en diversas empresas. Amplia experiencia en la elaboración y ejecución de auditorías y revisorías fiscales. Dirección y ejecución de asesorías, consultorías y capacitaciones. Colaborador de Auditool

Bogotá D.C, Colombia

 

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