La función de Auditoría Interna (AI), tradicionalmente, ha apoyado al comité de auditoría como un asesor interno independiente, que se encarga principalmente de las actividades de preservación de valor.
En algunas organizaciones, el trabajar en el departamento interno de auditoría normalmente se asignaba a aquellos seleccionados en el sendero de la carrera de administración, ya que suministraba una valiosa perspicacia, experiencia y conocimiento de primera mano respecto a los elementos básicos de las operaciones del negocio.
Sin embargo, a últimas fechas, varias firmas de Contadores han observado que AI ha asumido el papel de guardián de las actividades de gobierno corporativo, así como de asuntos fiscales.
Tener que ayudar a satisfacer los requisitos de cumplimiento ha consumido la agenda de AI, desviando recursos disponibles para cumplir con los requerimientos regulatorios y de cumplimiento. Sin embargo, probablemente ha llegado el tiempo de que AI vuelva a ocupar su lugar natural: impulsar una oferta de valor más extensa.
Dos aspectos impulsan lo antes expuesto. En primer lugar, el creciente papel del Director de Finanzas (CFO, por sus siglas en inglés) y, en segundo lugar, un aparente cambio dentro de los mercados de capital, dando mayor atención a los esfuerzos de las compañías en lo que se refiere a la Administración de Riesgo Empresarial (ERM, por sus siglas en inglés).
Mientras que esto seguramente representa buenas noticias para una función que, de algún modo, había estado envuelta en un enredo de requerimientos de gobierno e informes, también genera algunos retos un tanto incómodos, entre los cuales está el asegurarse de que AI cuenta con los conjuntos de habilidades que se requieren, a fin de poder cumplir con este nuevo papel.
El cambiante rostro del director de finanzas.
La sugerencia de que el CFO el día de hoy juega un papel que es claramente diferente al de sus predecesores, no es novedad. Tradicionalmente, el director de finanzas se hacía cargo de áreas como, por ejemplo, la de riesgo financiero, informes financieros, infraestructura y cumplimiento con mercados de capital; es decir, las áreas centrales para la preservación del valor.
Sin embargo, ahora se pide que los CFO asuman responsabilidades adicionales en el ámbito de la creación de valor y se ubiquen, cada vez más, en el centro de la influencia y la toma de decisiones de liderazgo. Día a día, las organizaciones esperan que éstos desempeñen un papel estratégico y consultivo al llevar la delantera en el negocio (uno que sea impulsado por las necesidades del negocio y no por las responsabilidades tradicionales de contabilidad).
Con todo, ningún CFO puede aislarse, pues necesita el apoyo de las funciones internas clave. En consecuencia, AI no es la única en la que se debe reflejar el cambio en el papel del director de finanzas.
El estudio Siendo los mejores – dirigiendo funciones de finanzas, sugirió que la función de finanzas también se enfrentaba a una presión similar para salir de su aparente camisa de fuerza de operaciones históricas, sujetas a procesos, a fin de brindar una asesoría con una mayor perspectiva sobre la estrategia futura a nivel del consejo.
El enfoque del director de finanzas ha cambiado y, ahora, abarca actividades de creación de valor, como son la transformación de finanzas, actividad de fusiones y adquisiciones, abastecimiento de servicios estratégicos y mejora de operaciones. Estas actividades son impulsadas por una mayor conciencia de los riesgos clave de la organización.
En este punto se espera que entre AI. Ya no basta con que AI supervise un grupo de áreas de riesgo clave y manifieste si un control específico se está llevando a cabo, o si se están siguiendo los procedimientos. Ahora se espera que AI asuma la responsabilidad sobre si el procedimiento o mecanismo de control fue el que debió aplicarse, en primer lugar.
Creación de valor a partir de auditoría interna.
Lo que los profesionales de AI necesitan hacer ahora es encontrar la forma de esparcir su mezcla particular de habilidades, basadas en control y riesgo, para ayudar a la organización a alcanzar sus objetivos estratégicos y, de ese modo, posibilitar la creación de valor.
Por ejemplo, AI puede ayudar a incrementar el valor de los accionistas, mediante esfuerzos para administrar el riesgo, priorizar las metas y las actividades, promover el cambio conductual, mejorar procesos, reducir costos, eliminar la complejidad y la redundancia, y mejorar el reconocimiento de la organización en el mercado para sus programas de cumplimiento más importantes.
Este enfoque recibe una mayor justificación a partir de anuncios recientes hechos por Standard & Poor’s, Moody’s y la Bolsa de Nueva York (New York Stock Exchange), entre otros, en los que se adoptan nuevos criterios de evaluación para la administración de riesgo empresarial. Es así como el interés se ha elevado de un solo golpe. De pronto, la ERM se convierte en un factor más importante al evaluar una compañía y, de forma similar, el papel que desempeña AI en conseguir la creación de marcos adecuados de riesgo, así como en supervisar los riesgos, se intensifica en su importancia.
Si se observa en específico la creación de valor, AI podría, de manera factible, expandir sus horizontes y así abarcar cinco áreas nuevas a las que tradicionalmente no les ha prestado atención:
- Auditoría continua y análisis de información. La automatización de procedimientos, el análisis de alerta temprana y el incremento de cobertura pueden ayudar a identificar o crear indicadores de desempeño clave que lleven a un despliegue eficiente y eficaz de recursos, de una manera que tome como base los riesgos.
- Planeación e iniciativas estratégicas. Verificar si las actividades que están muy por debajo de la jerarquía de un negocio, están siendo realizadas de acuerdo con la agenda planeada por la administración.
- Cultura corporativa. La ubicación ideal de AI le permite supervisar los procesos, a fin de medir las preocupaciones de los empleados, denuncias de conductas ilícitas, ética y cumplimiento, así como promover y desarrollar conciencia en relación con el fraude en todos los niveles.
- Nuevas líneas de negocio y regiones geográficas. Evaluar si existen los conjuntos de habilidades necesarias dentro de la compañía para obtener éxito al entrar a un nuevo mercado, línea de negocio o región geográfica.
- Planeación y estrategia fiscal. Analizar la estructura fiscal existente, considerando si la estrategia de planeación fiscal es acorde con los objetivos estratégicos.
Lo anterior es sólo una selección de las posibles nuevas tareas de creación de valor en las que AI podría verse envuelta. Sin embargo, descubrir las oportunidades para que AI se involucre en áreas que tradicionalmente han sido abandonadas es una cosa; contar con las habilidades que se requieren para manejar los procesos es otra muy diferente.
Manejo del reto del conjunto de habilidades.
Recientemente, se han llevado a cabo esfuerzos de cumplimiento que han ocasionado que muchos equipos de AI se centren en la parte de finanzas, tanto en lo que se refiere a la perspectiva como al conjunto de habilidades.
Cambiar el enfoque, a fin de incluir el método de creación de valor, exige un cambio en el enfoque de auditoría y un requerimiento correspondiente para que los equipos de AI desarrollen y/o adquieran nuevas habilidades mediante la capacitación, contratación de nuevo personal o la subcontratación de talento a través de proveedores de servicios.
Sin embargo, aquí hay un punto importante que se debe tener presente: no sólo una o dos compañías enfrentan este tipo de transformación dentro de su equipo de AI. Es posible que varias organizaciones estén considerando seguir este camino, ejerciendo una mayor presión en la ya de por sí estirada reserva de talento.
Es muy probable que el buscar acuerdos de abastecimiento externo de servicios (outsourcing) o proveedores de servicios, bajo un arreglo de abastecimiento conjunto, sea el camino mas razonable que se deba recorrer; sin embargo, esto genera la pregunta de ¿qué tan a gusto se sentiría una compañía al ceder algún control sobre lo que podría llegar a ser una función interna cada vez más importante?
Al considerar las habilidades que se requieren en AI para administrar esta transición, podrían listarse las siguientes: conocimiento de la industria y experiencia funcional, capacidades de auditoría continuas, habilidades de fraude, habilidades interpersonales mejoradas (a fin de permitir una mejor comunicación con los dueños de los procesos y los ejecutivos de nivel C) y habilidades técnicas especializadas (por ejemplo, instrumentos financieros, TI, cadena de abastecimiento, impuestos, adquisición, tesorería, etcétera).
Con todo, en la parte superior de esa lista posiblemente se ubicaría la habilidad para trabajar con más de un enfoque de ERM. Ahora que las compañías están siendo inspeccionadas como nunca, y de forma más minuciosa sobre sus actividades de ERM, esto podría ser visto como el mayor catalizador para producir el cambio dentro de la función de AI.
Con un enfoque de administración de riesgos empresariales, AI podría superar su papel de supervisión, a fin de ayudar a influir y mejorar la forma en que se manejan los riesgos, incluso, antes de que se conviertan en retos.
Más importante aún, al seguir la agenda del director de finanzas, auditoría puede ir más allá del cumplimiento para ayudar a que la organización mejore su desempeño general de negocio. Las actividades de auditoría interna deben concordar con los riesgos más significativos que enfrente una organización.
Todo lo anterior indica que, posiblemente, haya llegado el tiempo de que AI se libere de las cadenas de cumplimiento y reglamentarias, bajo las cuales ha desempeñado su labor por varios años, y retome su papel como un asesor confiable e independiente del consejo.
C.P. y MIEF Jesús González Arellano.
Socio de la Práctica de Servicios de Asesoría en Riesgos de KPMG México.
Fuente: Revista Contaduría Pública www.contaduriapublica.org.mx del Instituto Mexicano de Contadores Públicos www.imcp.org.mx