Cuando me invitaron a escribir este artículo, lo tomé como un reto, no por el hecho de escribir un artículo —que por sí mismo, me parece ya un reto respetable—, sino por el tema que elegí para colaborar.
Probablemente la motivación sea uno de los temas recurrentes o más frecuentemente utilizados para los cursos de actualización y capacitación del desarrollo humano, a cualesquiera de los niveles, o tal vez haya un sinnúmero de artículos al respecto, pero el reto estuvo en el deseo de abordar el tema desde una perspectiva diferente que permita aportar, al menos para algunos, elementos nuevos en la concepción del término.
La intención no fue realizar un tratado sobre el proceso de la motivación, no solo porque el espacio no lo permite, sino porque lo que pretendo es compartir, de la manera más accesible posible, mi concepción y manejo de la motivación, a nivel personal y hacia mis colaboradores.
Lo primero que uno tiene que hacer es entender y aceptar que no se puede motivar a alguien. Esto es, las personas no motivan a otras personas, realmente son las ideas las que motivan. Un libro no motiva, pero las ideas que se encuentran en su contenido, ciertamente pueden, el dinero tampoco motiva, es la idea de lo que se puede obtener con el dinero lo que se convierte en una fuerza de motivación.
Quizá en este momento se estén preguntando qué significa motivación o cómo podemos entenderla. Existen varias definiciones del concepto, la más antigua data de la época de los filósofos griegos, incluso antes del reconocimiento de la psicología como ciencia. Defino a la motivación como el estado interno que activa y dirige el comportamiento. Para mí, es la dirección, energía y mantenimiento de las conductas hacia la consecución de una meta.
De igual modo, dentro de la literatura se encuentra una gran variedad de clasificaciones unas de ellas es la que a continuación les comparto:
Motivación constructiva, surge del deseo de la persona para lograr algo y acortar la discrepancia entre la situación real y la ideal. Este tipo de motivación se manifiesta en comentarios como los siguientes: “quiero hacer”, “deseo lograr”, “elijo”.
Motivación restrictiva, se forma a partir de la percepción de las actividades como obligaciones o amenazas. Se vive como una motivación forzada, ya que se realiza algo para evitar alguna consecuencia negativa; o inhibitoria, y se mantiene la estabilidad por temor de alguna consecuencia no deseada y lo más importante, provoca respuesta de resistencia o rechazo. Algunas expresiones que caracterizan este tipo de motivación son las siguientes: “No puedo fallar porque”, “tengo que hacer, porque si no“, no hago esto porque si no”, etcétera.
Aunque las dos te dirigen hacia tu objetivo, siempre será más positiva la primera, ya que implica hacerse cargo de las decisiones que uno toma y por ello es más poderosa.
Una vez, teniendo en mente estos dos conceptos, que la motivación es un estado interno y surge de las ideas, del deseo de lograr algo que acorte la distancia entre lo que actualmente somos, tenemos y/o hacemos a lo quisiéramos ser, tener, y/o hacer, y antes de entrar de lleno al tema de cómo motivar a mis colaboradores, es pertinente preguntarme: ¿qué tanto me motiva lo que soy, hago y tengo y bajo qué tipo de motivación me rijo frecuentemente?
Para aumentar la probabilidad de lograr que mis colaboradores se sientan motivados por lo que son, hacen y/o tienen, es importante que yo esté motivada, reconocer que yo he decidido lo que soy, tengo y hago. Lo anterior es sumamente importante porque, a pesar de mí, soy un modelo a seguir y la congruencia entre mi discurso y mi hacer será determinante para la construcción de un buen equipo de trabajo.
Si es evidente ante mis colaboradores que me gusta mi trabajo, lo disfruto, me satisface y estoy orgullosa por ello; este sentimiento auténtico es lo que me impulsa cada día a ser mejor y permite plantearme metas más ambiciosas en lo personal y en lo laboral.
Al incorporar el nuevo elemento, establecer metas, explicamos el origen del impulso y la fuerza interna que nos mueve. El impulso a movernos. nace en el momento en que establecemos la meta; definimos lo que queremos ser, hacer o tener; hacia dónde queremos ir, qué queremos lograr, cuánto más queremos avanzar, de otra manera da lo mismo estar donde estamos si no nos hemos fijado ningún rumbo a seguir.
Si realmente están interesados en saber cómo motivar a las personas que dependen de ustedes, pregúntense ¿cuánto saben de lo que ellas valoran?, ¿de lo que consideran valioso y cuidan?
Averigüen qué es lo que les importa, tanto personal como profesionalmente, porque la motivación tiene que presentarse en los términos que signifiquen algo para ellos, no necesariamente para usted. Y esto significa que hay que comprender cuáles son sus valores.
¿Cómo se crea una organización que inspire a las personas a dar simplemente lo mejor de sí mismas?
Primero, necesitan un objetivo inspirador, la visión común de un resultado final definido claramente, compartido por todos, y del cual se hable a menudo y se traté de afirmar diariamente.
Segundo, necesita que las personas crean en su propia capacidad de alcanzar tal resultado final, se expandan y sean creativas en cómo lograrlo.
Es necesario que las personas estén convencidas de que van a tener éxito, tienen que depender unos de otros, y confiar entre sí, para lograr los objetivos.
Ahora bien, quizá piensen que solo se lograría cambiando a las personas que actualmente trabajan con usted, que quizá sea necesario contratar nuevas, con un perfil diferente. La buena noticia es que, no es necesario, se puede hacer con las personas que ya están trabajando con nosotros, si está dispuesto a pasar cierto tiempo enseñándoles —incluso a ustedes mismos, si son directivos— cómo tener éxito. Dentro de los cambios considere desarrollar un buen sistema para monitorear el rendimiento y para exponer y hablar de los resultados. Una buena regla para recordar es que “lo que se evalúa, se hace”.
Por último, recompensar el rendimiento deseado, incluyendo la innovación y la toma de riesgos, de modos significativos para darles a las personas el poder de actuar y lidiar con los problemas en cada nivel directamente.
Mtra. Gloria Cristina García Hernández
Directora Académica
UTEL University in Association with Pearson
Fuente: Revista Contaduría Pública www.contaduriapublica.org.mx